martes, 4 de septiembre de 2007

A mitad de camino, 30 meses después, ¿dónde quedó la esperanza?

Con luces y sombras, el primer gobierno de izquierda en Uruguay llegó a la mitad de su período. Ha tenido a su favor dos factores muy importantes que le permiten mantener una alta popularidad: una economía internacional con altos índices de crecimiento, que repercute positivamente en el país, y una oposición incapaz de ofrecer una alternativa seria. Respecto al primer punto, el buen desempeño económico ha sido acompañado por una política prudente que construye un escudo para el caso de que el ciclo favorable se termine. El aumento del gasto, tan criticado por la oposición, se basa en el buen desempeño de la economía y apunta a resolver graves e impostergables problemas sociales (que el intento sea eficaz es otro tema) y a rejuvenecer el aparato estatal (que eso se esté haciendo bien, también es otro asunto).
Los intentos de reformas (tributaria, de la salud, de la educación, del Estado) chocan contra las diferencias internas que se dan en el Frente Amplio y contra los corporativismos que tanto mal le hacen al país. En estos días, los principales exponentes de los corporativismos son los médicos y los empleados públicos (los guardahilos de ANTEL, las frecuentes asonadas de ADEOM contra el mismísimo despacho del intendente).
Pero a la hora de hacer un balance (mi balance) de estos 30 meses me viene a la memoria un viejo eslogan frenteamplista: "Hermano, no te vayas. Ha nacido una esperanza". ¿Dónde está hoy esa esperanza? Los jóvenes se siguen yendo. Casi todos los días, en la calle y en los ómnibus, oigo a muchachos cuyas conversaciones giran en torno a la conveniencia, o no, de irse del país. Ha caído la desocupación y ha disminuido la pobreza, pero eso no revierte, al menos todavía, una sensación de estancamiento, de cotidianeidad muy difícil y de falta de perspectivas.
Falta de perspectivas como sociedad y como nación. No se avizora un horizonte. Y, para mí, esta es la gran falla de este gobierno. No definir qué país queremos y cómo lo lograremos. No fijarse metas y mucho menos, es obvio, evaluar cómo nos acercamos a ellas. Entonces, todo es grisura, mediocridad y tristeza. Justo en un gobierno del que cabía esperar una explosión de ideas de todos los colores, otra con acciones y soluciones brillantes -dignas de la intelectualidad que lo acompaña- y una última que transmita la alegría de la construcción bien hecha y la certeza de un camino.
Quedan dos años y medio que, lamentablemente, estarán muy influidos por la campaña electoral. Pero aún hay posibilidades de rectificar y de definir en cuánto tiempo y cómo terminaremos con la pobreza y la marginación, cómo y para qué queremos formar a la niñez y a la juventud, en cuánto tiempo se podrá retornar a una buena educación pública, cuántos años para, por lo menos, duplicar la población de este país vacío y de viejos, y cómo nos ubicamos, desde nuestra pequeñez, en un mundo globalizado y tan interdependiente.
Para marcar esos rumbos se necesitan políticas de Estado que trascienden un período de gobierno, pero que dan esperanza porque dejan ver un horizonte. Y en este punto, el gobierno ha fallado. El viejo Frente Amplio, o buena parte de él, ha virado hacia el centro. Ese giro, que no critico porque lo considero realista e inevitable en estas circunstancias históricas, debería ser aprovechado para intentar acuerdos con otras fuerzas y determinar objetivos a alcanzar, sea cual fuese el partido de gobierno. Pero la actual administración, quizá porque está convencida que mantendrá el poder en 2009, no hace esa convocatoria que es indispensable. Y la oposición tampoco da ese paso. La mediocridad debería dejar lugar a la grandeza.
Hasta la próxima.

¡A rebobinar se ha dicho!

Parece que Kirchner empezó a rebobinar y ahora da señales de que aceptará el monitoreo conjunto de la planta de Botnia. Si esto se confirma y se llega a un acuerdo (nunca antes de las elecciones del mes próximo), le quitará un problema a Cristina, en el supuesto de que ésta sea la ganadora.
No le queda otra, salvo esperar una derrota en La Haya. Porque si Uruguay, durante el gobierno de Jorge Batlle, violó el tratado del río Uruguay, ese problema quedó subsanado con un acuerdo que firmaron los ex cancilleres Bielsa y Opertti, y por otro alcanzado en la Comisión Administradora del Río Uruguay. Esto fue confirmado en marzo de 2005 por el mismo Kirchner ante el Congreso de su país en la Memoria Anual del estado de la Nación 2004, donde en el punto 4.5.4, páginas 106 y 107, se lee lo siguiente:

En el mismo mes
(junio de 2004), ambos países firmaron un acuerdo bilateral, poniendo fin a la controversia por la instalación de una planta de celulosa en Fray Bentos.
Éste acuerdo respeta, por un lado el carácter nacional uruguayo de la obra, que nunca estuvo puesto en entredicho y, por otro lado, la normativa vigente que regula las aguas del Río Uruguay a través de la CARU.
Asimismo, supone una metodología de trabajo para las tres etapas de construcción de la obra: el proyecto, la construcción y la operación.
En el punto 4.5.16, página 127, se expresa:
Planta de Celulosa M’Bopicuá (Ence) y Emprendimiento Botnia. De acuerdo a las “coincidencias específicas de ambas Delegaciones ante la CARU” con referencia a la posible instalación de fábricas de pasta de celulosa a la vera del río Uruguay fue diseñado un “Plan de Monitoreo de la Calidad Ambiental del Río Uruguay en áreas de plantas celulósicas” que junto con el “Plan de Protección Ambiental del Río Uruguay” contribuye a mantener la calidad del recurso hídrico. Asimismo, fueron revisados y actualizados los estándares de Calidad de Agua”, restando su incorporación al Digesto de Usos del Río Uruguay.
Lo que ocurrió después, ese borrar con el codo los acuerdos firmados y el informe al Congreso, puede obedecer a varias causas, acerca de las cuales mucho se ha especulado: necesidades electorales del kirchnerismo, presiones de las empresas papeleras argentinas, que Botnia no aceptó pagar las coimas que le pidió el gobierno entrerriano para autorizar su instalación en la provincia vecina, etcétera.
El texto completo de la Memoria se encuentra en la siguiente dirección electrónica:
Hasta la próxima.

martes, 28 de agosto de 2007

Kirchner, el manos limpias (2)

Aconsejo buscar en Google, páginas en español, el siguiente número: 01250151321134.
La sorpresa puede ser mayúscula. Bueno... quizás sea exagerado: la sorpresa será interesante.
Hasta la próxima.

Una Constitución para un siglo, o nada

¡Otra vez volvemos al jueguito de las reformas constitucionales! ¿El país no tiene problemas más importantes? Creo sí que Uruguay tiene un problema constitucional, pero abordarlo desde el punto de vista de los intereses electorales de algún sector es desproporcionado. Todas las reformas, salvo la de 1917, se fundamentaron en apetencias electorales de los gobiernos de turno y de sus aliados. ¡Basta ya!
El problema constitucional del país radica en tener una Constitución muy minuciosa, que regula hasta el minimo detalle el funcionamiento del Estado, cuando el mundo cambia a pasos agigantados. Entonces, muchas veces la letra de la Carta Magna conspira para la obtención de soluciones eficaces.
Ejemplos: el proyecto de descentralización y municipalización, para darle al país la estructura administrativa que le falta y como tienen todos los países del mundo, salvo nosotros, pues aquí se confunden los gobiernos departamentales con los municipales (el proyecto actual se queda corto, precisamente, por trabas constitucionales). Para aumentar el número de ministros de la Suprema Corte, que siguen siendo cinco, como cuando había un número de juzgados y tribunales muchas veces menor. Para agilizar las compras y los controles del Estado. Para crear otras universidades públicas y un sistema estatal de educación superior. Para adecuar a los tiempos que corren la integración de los entes autónomos. Y muchos temas más que no pueden abordarse porque la Constitución lo impide.
Pienso que los partidos políticos deberían ponerse de acuerdo en una constitución que mantenga todos los derechos y garantías que se otorgan a los habitantes del país (parte dogmática), pero que en su parte orgánica tenga unos pocos artículos que deleguen en el legislador, a través de mayorías especiales y leyes orgánicas, el funcionamiento del Estado. O sea, hay que hacer una constitución ágil y para un siglo o más.
Eso sí, brindando la más amplia libertad en materia electoral: que se puedan formar coaliciones accidentales y partidos locales, que se termine definitivamente con la ley de lemas, etc.
Una reforma de ese tipo, no pensada en función de un candidato o de un partido, seguramente tendría un amplio apoyo.
Hasta la próxima.

sábado, 25 de agosto de 2007

Una apuesta a la serenidad

Creo que vale la pena compartir esta columna, escrita por el embajador uruguayo en Argentina, Francisco Bustillo. Fue publicada el 24 de agosto en La Nación de Buenos Aires. Quizá sea uno de los aportes más equilibrados y valiosos que se hayan realizado en la búsqueda de una solución al conflicto con el país vecino.


Uruguay, un compromiso pasado y presente
Por Francisco Bustillo Bonasso Para LA NACION


El 25 de agosto de 1825 tuvo lugar, en la Piedra Alta de la Florida, un episodio único para el pueblo oriental: su independencia nacional. Independencia que empezó a construirse a comienzos del siglo XIX sobre la base de un proyecto político diferente del que finalmente tomó cuerpo y lugar; un proyecto de base federal, como lo concibió Artigas, pero que culminó, en cambio, con la materialización de una república soberana, separada de los lazos históricos que vinculaban a su territorio, sociedad y cultura con las Provincias Unidas del Plata. El surgimiento de una independencia de este tipo sorprendió a muchos en la región, aun cuando los orientales tuvieran, ya entonces, un fuerte sentimiento de identidad cultural que exigía su autonomía política.
La independencia lograda fue el resultado de un complejo proceso que no admite fáciles lecturas. Se trata de la culminación de un proyecto que comienza a gestarse aquí, en esta tierra argentina, cuando un puñado de hombres al mando del brigadier general Juan Antonio Lavalleja decide partir desde San Isidro y cruzar el Plata, para liberar a la Patria. Aquel proceso de base americanista y federal se reanudaba bajo la luz del ideario artiguista, pero el tiempo y los intereses en juego diseñaron para los territorios hermanos de la Argentina y Uruguay caminos diferentes en lo político, así como simbologías distintivas que parecían separar lo que una larga historia en común había forjado.
Debemos referirnos hoy a la historia que toma cuerpo en la memoria y en el corazón de los pueblos y no a la microhistoria, que es propia de la coyuntura. La Historia con mayúsculas es la que nos interesa para la comprensión del presente. Desde ella es necesario proyectarnos. Por eso es que deseamos destacar la importancia de la Independencia surgida en 1825, no como simple homenaje al pasado sino como reflexión acerca del presente que nos toca vivir.
Los últimos años se han presentado como un tiempo de dificultades y tropiezos. Pero cuando las diferencias resultan inocultables se hace imprescindible contextualizar los hechos en ese amplio marco del tiempo, que ha de entenderse como vital y necesario.
Si bien no deseamos centrar estas palabras sobre argumentaciones que pueden separarnos, tampoco queremos eludir la realidad y los problemas que podemos y debemos ayudar a resolver. Contamos con una herramienta fundamental, que es el valor fraterno y la actitud de comprensión que ha marcado a nuestros dos países, aun en los momentos más difíciles. Ello nos permite abordar con extrema seguridad y franqueza la divergencia que hoy tenemos.
En un marco histórico de relaciones tan estrechas, es claro que ambos países expresan sus más sinceros sentimientos y preocupaciones en torno de un problema que es tan ambiental como económico y social. Pero estas diferencias, siempre acotadas, porque su solución es posible dentro del entendimiento lógico y razonable, deben ubicarse dentro de la tradición de la hermandad histórica, que es bastante más trascendente que la coyuntura. Por otra parte, muchas y variadas son las dificultades que irán surgiendo en el futuro, en el marco de una necesaria e ineludible integración.
Pero integrarnos exige también madurar en las situaciones críticas y superar los obstáculos que imponen las circunstancias. Bastante hemos luchado y sufrido juntos a lo largo de los siglos XIX y XX, como hacedores de un destino común; largos y duros han sido los derroteros que transitamos juntos, tanto en relación con la región como con el área continental de América latina.
Con esta perspectiva, deberíamos superar las diferencias en torno del río Uruguay, teniendo presente ese amplio contexto y tradición que define la Historia, intentando la comprensión del otro, que es, en cierta forma, la comprensión de uno mismo.
Ya hemos recordado, en otras oportunidades, cómo la cultura se ha constituido en un espacio de construcción común para argentinos y uruguayos. También hemos mencionado, el 25 de agosto último, los nombres de aquellos que supieron ser hijos, a un mismo tiempo, de las dos repúblicas. Porque Juan Manuel Blanes y Esteban Echeverría son, precisamente, argentinos y uruguayos, al igual que Florencio Sánchez y Juan Carlos Onetti. Todos crearon sus obras en ambas orillas del Plata. La extraña Santa María de Onetti, ¿en qué territorio podría ubicase? ¿En nuestro departamento de Colonia o en la Mesopotamia argentina? ¿De dónde serán sus personajes, que sólo nos hablan de una psicología de la región? Es probable que esto lo sepamos "cuando ya no importe", como dijo el propio escritor.
Todos ellos supieron encontrar, cuando la coyuntura lo exigió, su espacio intelectual y creativo del otro lado del río donde habían nacido, posiblemente porque ambos lugares eran, sencillamente, lo mismo. De igual forma hemos recordado, y lo hacemos una vez más, el compromiso que para muchos argentinos significa la realidad uruguaya, así el de tantos uruguayos con el acontecer argentino. Nos permitimos, asimismo, recordar la actitud heroica del autor del Martín Fierro cuando no dudó en sumarse con su pluma y con su vida a la Defensa de Paysandú, cuando ésta fue bombardeada.
Todos estos nombres propios y reconocibles por la excelencia de su producción intelectual son, quizá, menos importante que aquellos otros seres anónimos que han buscado refugio en los tiempos duros de la persecución y la angustia económica. Porque ese trasiego humano sin nombre es el que mejor refleja a un tiempo los horrores vividos juntos y las necesidades compartidas. De esa experiencia común es que debemos aprender y nutrirnos para superar las dificultades del presente.
En el Uruguay, las diferencias que separan a Gualeguaychú de Fray Bentos se viven como un problema interno. Es el mismo doloroso desgarro que sienten los hermanos ante un conflicto familiar. Por ello es que estamos dispuestos a agotar todos los caminos posibles de entendimiento y a evitar la inmadura y equívoca exaltación del discurso y de la respuesta unívoca.
Nada hemos visto o percibido desde la lente jacobina que todo lo expone por contraste: blanco o negro, bueno o malo, verdadero o falso. Argentinos y uruguayos conocemos la paleta de los grises y bien sabemos que toda la verdad nunca se asentó en una sola de las orillas. La realidad de hoy nos exige a ambos pueblos apertura para el entendimiento y grandeza para respaldar la hermandad histórica.
Los diplomáticos podemos y debemos trabajar en este sentido y no en otro. Lejos del protagonismo, somos una herramienta para la paz; una herramienta anónima al servicio de los pueblos. Nuestra mejor labor será la que desarrollemos con precisión y en silencio, aportando capacidad y conocimiento en la resolución de nuestras diferencias y la construcción de nuestras coincidencias. Esa es nuestra responsabilidad.
Sólo así habremos cumplido con la Patria y con esta Argentina en la que hemos vivido tantos años y que tanto queremos. Sólo así: con firmeza, sin excesos. Celebremos entonces este nuevo aniversario de la independencia oriental con la alegría que corresponde y el compromiso que nos impone el momento.

Hasta la próxima.

viernes, 24 de agosto de 2007

Me revienta la noche de la nostalgia

La buena música de décadas pasadas siempre es un buen pretexto para pasar un lindo rato. Pero que ese pretexto se vincule con la nostalgia es una muestra de la mentalidad de la mayoría de los uruguayos. Seguimos aferrados al pasado, soñando con que se repita, con volver a ser la Suiza de América, los campeones del mundo y los presuntamente más cultos de América Latina, sin advertir los cambios que se han registrado no sólo en el resto del planeta, sino también en Uruguay: tanto para bien, como para mal. Aunque no lo sepamos conscientemente, Manrique es el poeta preferido del alma uruguaya.
Quizás algún día volvamos a ser la Suiza americana, los campeones del mundo y los más cultos, pero no lo lograremos queriendo repetir un pasado que no regresará. Y que además, no era tan bueno como la nostalgia nos quiere hacer creer. El presente es el principal ingrediente para pensar y construir un futuro mejor.
Por eso no entiendo lo de la celebración de la nostalgia. Odio esta noche, como odio los días de la madre, del padre, del niño y del abuelo, porque no me gusta que los comerciantes me indiquen cuándo tengo que salir a bailar o hacer regalos. Lo hago cuando se me canta, y chau.
Hasta la próxima.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Kirchner, el manos limpias


En 2003, al asumir la Presidencia argentina, Kirchner prometió "terminar con la vieja política", lo que en buen romance significaba terminar con la corrupción. Sin embargo, hay una acumulación de datos que permiten suponer que el kirchnerismo es tan corrupto como otros gobiernos anteriores. El actual presidente y su mujer tienen la suerte de no tener opositores de jerarquía política, por lo que aún descuentan que ganarán en octubre. Pero tanto va el cántaro al agua, que al final se puede romper. Si sigue saltando un escándalo por semana, vaya uno a saber qué puede pasar.
La lucha por mantenerse en el poder demuestra la gran debilidad institucional de Argentina y las ventajas con las que corre el oficialismo. Kirchner sometió al Poder Judicial a sus lineamientos políticos y ahora lo usa para dificultar la investigación sobre presuntos casos de corrupción. Un juez quiso indagar a la ministra de Defensa, Nilda Garré, por oscuras operaciones relacionadas con ventas de armas, y fue destituido y sometido a juicio político. El magistrado subrogante archivó la causa. En el tema del maletín con 800 mil dólares, la jueza que debía actuar se excusó porque el director de Aduanas, amigo íntimo del pesidente, la desacreditó publicamente. Un segundo juez también se excusó, y sólo ha quedado una fiscal para investigar.
A raíz de este caso, son varios los medios que han empezado a recordar posibles problemas de corrupción. Por ejemplo:
* Claudio Uberti, responsable de la administración de autopistas y carreteras de peaje, echado por ser el principal funcionario que viajaba en el avión del maletín, es llamado el "recaudador". Fue uno de los que consiguió mayores fondos para la campaña de Kirchner en 2003. Un informe a consideración del Congreso, pero que nunca se estudia porque lo impide la mayoría oficialista, indica que Uberti obtuvo importantes sumas a cambio de promesas de licencias de pesca. Uno de los empresarios del sector, Raúl Espinosa, iba a proporcionar a Elisa Carrió documentación probatoria de esos manejos, pero fue asesinado en la puerta de su casa. Nada se sabe del asesino.
* El 63% de las adjudicaciones de obras que ha hecho Uberti favorecieron a cuatro empresas de la provincia de Santa Cruz, o sea, la del presidente y su mujer.
* Hace más de dos años, la Auditoría General de la Nación y la Fiscalía de Investigaciones Administrtivas denunciaron, por separado, graves irregularidades en la gestión de Uberti, pero esos informes no fueron tenidos en cuenta por el gobierno.
* Ahora salta que importantes funcionarios, ente ellos la inefable secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, alquilan aviones privados para sus viajes, gastando cifras astronómicas, más de 10 veces mayores a lo que costaría un avión de línea. Otro datito interesante: una de las empresas beneficiadas con estos viajes de lujo es propiedad de un hijo del siniestro Yabrán. "No se olviden de Cabezas".
* El jefe de Uberti, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, también es acusado de graves irregularidades. Entre ellas, las millonarias subvenciones a la quebrada e ineficiente empresa aérea Southern Winds, en cuyos aviones se transportaba cocaína a España.
* De Vido también está en el ojo de la tormenta por el caso Skanska y los sobreprecios pagados en la construcción de gasoductos. Pero el hombre es un corcho: caen sus subordinados y él sigue flotando.
* El caso de la bolsa con dinero en el baño de la ministra de Economía , Felisa Miceli, es de sobra conocido, pero vale la pena recordarlo, así como las denuncias por malversación de fondos contra Picolotti.
* También hay sombras sobre la venta de bonos argentinos a Venezuela, aunque en este caso el más comprometido sería Chávez, que se los dio para comercializar a banqueros amigos: éstos los compran a la cotización oficial del dólar en Venezuela, pero los venden al valor del dólar paralelo, que es 30% más alto. ¿Los gobernantes argentinos llevan algo en este brillante negocio? Más que casualidad es que los 800 mil dólares lleguen pocas horas antes de cerrarse la venta de bonos o coincidiendo con el inicio de la campaña electoral de Cristina. Lo que llama la atención es que el maletín haya sido abierto en Aeroparque. Algunos analistas argentinos dicen que el dinero fue descubierto como consecuencia de la feroz guerra que hay entre De Vido y el jefe de gabinete, Alberto Fernández.
A pesar de todo esto, Kirchner insiste en que tiene las manos limpias. Aunque es para ponerlo en duda tras un editorial de La Nación, entre cuyos párrafos se lee lo siguiente:

Basta con apreciar la desmesurada expansión de los negocios y el consecuente enriquecimiento que en los últimos años han experimentado algunos hombres de empresa amigos del poder kirchnerista, o con advertir que el propio presidente de los argentinos ha hecho saber, en su última declaración jurada patrimonial, que es socio de un empresario investigado por la utilización de facturas falsas, supuestamente para encubrir sobreprecios en los gasoductos del caso Skanska.
Basta con observar la misma declaración de bienes personales del primer mandatario y detectar que algunas de sus propiedades, compradas recientemente, son registradas a precios absurdos comparados con los valores reales del mercado inmobiliario, práctica en la cual también incurren otros ministros de su gobierno.

¿Será posible, con antecedentes de este tipo, que en octubre el pueblo argentino vuelva a votar a esta gente?
Hasta la próxima.

lunes, 13 de agosto de 2007

Se equivocó Mujica, pero algo de razón tenía

Mujica argumentó mal, la semana pasada, cuando arremetió contra los medios de comunicación con razonamientos basados, aunque no lo dijo expresamente, en la lucha de clases. Se enojó porque los periodistas dieron más destaque a sus propuestas de escrachar a los carniceros que a la formación del segundo Fondo Lechero. Mujica es, sin duda, el más mediático de los gobernantes, y sabe generar situaciones para transmitir sus mensajes. No puede quejarse, ni decir que los periodistas ocultan su pensamiento o sus actos. Es, por lejos, el ministro que más aparece ante cámaras y micrófonos, al igual que en los medios escritos. Conoce, entonces, la idiosincrasia de los periodistas y, en el mejor sentido de la palabra, sabe manejarlos.
Su primer error, por lo tanto, fue hacer coincidir la amenaza de escrache con el lanzamiento del Fondo Lechero. Debió separar ambas cosas en el tiempo.
Dejé pasar varios días para ver cómo reaccionaban los medios. En esencia, no hubo otra cosa que críticas, justificadas por cierto, al ministro. Si embargo, yo esperaba una autocrítica de mis colegas en actividad. Porque la ocasión era propicia para hacerla.
Por ejemplo, para analizar cómo lo urgente o lo impactante (la amenaza de escrache) oculta o reduce lo verdaderamente importante (el Fondo Lechero). Y por cierto que ese fondo es muy trascendente, pues apunta a mantener en la tierra, en este país vacío, a medianos y pequeños productores. También habría que analizar por qué a nuestro periodismo le importan más las declaraciones que los hechos. En este sentido, vivimos en la época del declaracionismo, sin importar (hay excepciones, claro) si las declaraciones se ajustan a la realidad o cuál es la verdad que esconden las palabras, si es que la esconden.
La autocrítica no se hizo. Claro, es difícil que la hagan quienes se creen periodistas porque colocan un micrófono o un grabador cerca de la boca de alguien que quiere salir en los medios. Es realmente penoso ver por televisión esas improvisadas ruedas de prensa en la que sólo habla el entrevistado, en las que no hay una pregunta inteligente, una observación o repregunta ante los dichos del declarante. Incluso puede verse, en los informativos de la televisión, a periodistas que alargan el brazo para acercar el grabador, pero que miran para otro lado y no atienden (quizá ni siquiera entienden) lo que dice el entrevistado. Así, ante sus ojos pasan enormes elefantes rosados y no los ven.
Un elefante rosado, precisamente, largó Chávez al ruedo en su disurso de hora y media en Suárez, cuando muy suelto de cuerpo dijo que en el avión que traía el ya famoso maletín con 800 mil dólares no había funcionario venezolano alguno y que todo era una invención de los medios al servicio del imperialismo. Casi a la misma hora, en Buenos Aires, se revelaba la identidad de los viajeros, y sí había funcionarios venezolanos y argentinos en el avión. Esa mentira y contradicción de Chávez, que al poco rato quedó en evidencia, no fue advertida ni resaltada por la mayoría de los medios. Y tal vez de eso tenga la culpa, otra vez, el delaracionismo: como nadie declaró que Chávez mintió, la mayoría de los periodistas no se dio cuenta.
Así va el pobre periodismo uruguayo.
Hasta la próxima.

martes, 7 de agosto de 2007

La gran farsa

Los políticos de todo el mundo y de todos los partidos viven en permanente campaña electoral. Es, quizás, uno de los mayores problemas de la democracia representativa: incluso aceptando la buena fe de todos los políticos, ellos creen que sus soluciones son las mejores y que para aplicarlas deben acceder al poder, si son oposición, o conservarlo si están en él. Y en esto gastan, permanentemente, la mitad de un tiempo que debería estar dedicado a gobernar o a hacer oposición constructiva.
Esta realidad determina que, para mantener y ganar votos, muy pocas veces se digan las verdades en su totalidad o que los debates se centren en la esencia de los problemas. En este sentido, los políticos dan la razón a la frase, que ahora no me acuerdo quién la escribió, que dice que "la historia es un baile de máscaras".
Esto viene a cuento por el tema del incremento de la inflación, por encima de las previsiones oficiales. Astori dice que los precios están controlados, Mujica se pone nervioso y arremete contra los carniceros y los medios de difusión, y la oposición le echa la culpa a la reforma tributaria y a toda la política económica. Pero nadie va a la esencia del problema, y mucho menos alguien se atreve a explicarla.
La oposición no lo hace porque le es mucho más fácil pegarle al gobierno y para eso despliega amplios recursos demagógicos. Además, decir toda la verdad, implica deslindar responsabilidades y ello favorecería al gobierno. El oficialismo tampoco explica la realidad porque generaría una gran inquietud pública y anunciaría un futuro difícil e incierto, y entonces prefiere remar contra la corriente a la espera de algo fortuito que cambie la direción del bote.
La verdad es que el mundo, y con él Uruguay, vive un momento de profundas transformaciones que hacen temblar hasta los cimientos a todo el sistema económico. Los crecimientos de la población y de la economía generan una cada vez mayor demanda de energía, justo cuando la era de los combustibles fósiles se acerca a su fin.
Ahí está la esencia del problema: la búsqueda de energías alternativas (más el enorme crecimiento de los dos países más poblados del mundo, China e India) ha llevado a las nubes el precio de las materias primas, entre ellas las de origen agrícola. Y esta no es una situación coyuntural, sino estructural. Los altos precios llegaron para quedarse, por lo menos durante varios años.
A Uruguay, los altos valores de sus productos exportables lo favorecen. Al igual que a todos los países agrícolas. En este plano, comienza una transferencia del poder económico y financiero desde las naciones petroleras a las capaces de desarrollar energías alternativas a través de la agricultura. Los que no tienen petróleo y sufren sus altos precios, como nosotros, pero tienen recursos agrícolas, comienzan a levantar cabeza. El problema será para los países que basaron su economía exclusivamente en el petróleo.
Pero esto tiene una contracara, que igualmente es estructural: los altos precios agrícolas también se trasladan al mercado inteno, y por eso aumentan la carne, la harina, el pan, la leche, el aceite, el maíz y todos los productos que vienen del campo.
Por ahora sólo se nota la suba de los precios, pero a la corta o a la larga aumentará la presión para adecuar los salarios a la nueva situación general. Porque las actuales formas de distribución del ingreso quedarán desfasadas. En este sentido, llama la atención que los planteos sindicales continúen centrándose en problemas sectoriales, sin desarrollar una visión global de la realidad.
Todas las estructuras económicas están crujiendo, y ya es hora que políticos, sindicatos y empresas agarren el toro por las guampas y expliquen a la gente los desafíos de esta época. Mientras no lo hagan, seguiremos en un baile de máscaras.
Hasta la próxima.

martes, 17 de julio de 2007

Una pulseada para alquilar balcones

Los corporativismos se ensoberbecen a medida que el gobierno quiere avanzar en su programa de reformas y adoptan prácticas que cada vez se acercan más a las de los piqueteros argentinos. Los ámbitos de negociación se difuminan, o no se respetan, y la intolerancia y la violencia son día a día más frecuentes.
En este plano, fue brillante la parada de carro que Tabaré Vázquez le hizo a la gente de COFE, que fue con sus reclamos a Vergara. Encaró a los manifestantes llegados de Montevideo, y palabra más, palabra menos, les dijo: "Estamos aquí para oír los planteos de los habitantes de Vergara, que no tienen muchos ámbitos para expresarse. Ustedes sí los tienen, hablamos después en Montevideo, porque ahora lo que corresponde es escuchar a la gente de Vegara".
Al ir a esa localidad de Treinta y Tres, los muchachos de COFE estuvieron más desubicados que Adán en el día de la madre. Pero quedaron mucho más en el aire con la parada de carro del presidente, y se tuvieron que volver con el rabo entre las patas.
Pocas horas después, en Montevideo, una horda (¿cómo más se la puede calificar?) de ADEOM irrumpió ruidosamente en la reunión del gabinete municipal. ¿Para qué pedir una reunión para tratar sus inquietudes? Les pareció mejor método usar el factor sorpresa y ejercer una presión muy cercana a la violencia.
¿Qué pretende ADEOM? Que la Intendencia presupueste, o sea, que transforme en empleados públicos, a un grupo de personas que fue contratada en forma temporal. Esos trabajadores sabían cuáles eran las reglas del juego, y las aceptaron. Situaciones similares se dan todos los días en el sector privado, y los trabajadores a los que se les vence el contrato saben que su continuidad depende de las necesidades o de la voluntad del empleador. Ellos no tienen sindicatos violentos que pretendan cambiar lo que se acordó al comienzo de la relación laboral.
Algo peor ocurre en ANTEL con los guardahilos, que eran empleados de una empresa privada que terminó su relación contractual con el ente. Digo peor porque esos trabajadores nunca tuvieron un vínculo laboral con el organismo estatal y nunca fueron empleados públicos. Ni siquiera por un minuto, puesto que ellos dependían de una empresa privada que había contratado con ANTEL. Pero SUTEL quiere que se sumen al ejército de los funcionarios.
Estos hechos demuetran las dificultades que encontrará el gobierno en su mentada reforma del Estado. Será una pulseada digna de ver. Por el país, es de desear que los corporativismos, que sólo atienden a su interés particular, sean derrotados. De lo contrario, seguiremos soportando un Estado burocrático, caro e ineficiente.
Hasta la próxima.

sábado, 7 de julio de 2007

Estimada Daisy

Los chorros me agarraron de hijo, pero el problema no es solo mío. El barrio está punto de estallar y mucha gente piensa en electrificar, con carga mortal, rejas y vallas. Otros hablan de revólveres, pistolas y escopetas. Por eso, le envié esta segunda carta a la ministra del Interior.
Hasta la próxima.
Montevideo, 7 de julio de 2007

Sra. ministra del Interior,
maestra Daisy Tourné
Estimada amiga:

Permíteme un trato más confianzudo que en la carta anterior, pero lo justifica que nuestro epistolario, por ahora unilateral, parece que será cada vez más intenso.
Te cuento que los chorros que pululan por esta gran cárcel que es el límite entre la Unión y el Buceo no te dieron tiempo ni para acusar recibo de mi primera misiva: ahora me robaron el otro portón, el del garaje. No me explico que atractivo tienen mis portones, viejos y necesitados de una mano de pintura, para los ladrones nocturnos. Quizá representen una o dos dosis de pasta base en las ferias de Larravide o Piedras Blancas.
También te cuento que en las últimas semanas la situación se ha tornado desesperante. Algunos vecinos hablan, directamente, de armarse, vigilar y “meterles chumbos” a los delincuentes. Otros dicen que si la cosa sigue así, por las noches conectarán cables de 220 voltios a las rejas y a las cercas. Trato de disuadirlos, porque esas respuestas no me parecen las adecuadas, pero ellas ganan terreno y sus consecuencias, si se aplican, pueden ser muy graves.
A mi esposa y a mí nos seduce la solución de un vecino que vive justo frente a casa: ha rodeado la suya con un grueso muro de alrededor de tres metros de altura, coronado con vidrios puntiagudos. Esa familia, que ahora me recuerda a los ex berlineses orientales, a los palestinos y a los mexicanos, perderá vista y sol, pero ganará en seguridad.
Para nosotros, con jubilaciones topeadas por el estafador sistema de seguridad social uruguayo, rodear la casa con un muro similar se nos hace cuesta arriba. Pero podríamos comprar los materiales y pagar los jornales si nos apretamos (más que ahora) el cinturón durante unos cuantos meses. El problema es que, con toda seguridad, aparecerá el señor Murro con la exigencia de que cumplamos con el absurdo sistema previsional que rige en la industria de la construcción. Entonces, nos será imposible levantar el muro.
En este sentido, voy a abusar de nuestra incipiente amistad para que hagas de mensajera del siguiente pedido, dirigido al mismo Murro, la DGI y las intendencias: que no se graven los materiales, jornales y permisos para obras destinadas a aumentar la seguridad de los vecinos. Si el Estado no puede protegernos, a pesar de los impuestos que pagamos, me parece justo que se nos otorgue facilidades para hacer las obras que nos brindarán una cierta tranquilidad.
Estimada Daisy: espero no haberte aburrido con mis planteos. Ellos se justifican por la explosiva situación de este barrio, convertido en una gran cárcel, como te explicaba en la carta anterior, y que está a punto de estallar por la conducta delictiva de algunos habitantes del cantegril de Larravide e Isla de Gaspar.
Un beso y gracias por lo que puedas hacer

Carlos López Matteo
C.I.1.280.081-8

martes, 3 de julio de 2007

Ojo, que se enloqueció del todo

Ojo clientes de Bandes, trabajadores de Funsa, de la ex Cristalería y de Bella Unión. Ojo directores de ANCAP, que confiaban en Venezuela para solucionar muchos de los problemas que tiene la empresa. Quienes creyeron que Hugo Chávez podría liderar un nuevo movimiento latinoamericano capaz de implantar la justicia social y enfrentar eficazmente al imperialismo deben de estar desilusionados.
El hombre no ha entendido nada y sigue creyendo que se puede llevar el mundo por delante a golpes de chequera, prepotencia y demagogia. Después de gastar miles de millones de dólares en armas rusas, desencadenando otra carrera armamentista en la región, y de pretender establecer una alianza sudamericana con el régimen integrista de Irán sin consultar a ninguno de los países del continente, acaba de emplazar al Mercosur: o los parlamentos de Brasil y Paraguay votan el ingreso venezolano al bloque antes de setiembre, o él desiste de entrar en él.
El problema es que hace unas semanas se desbocó e insultó a los parlamentarios brasileños, y éstos, para aceptar el ingreso de Venezuela al Mercosur, exigen una disculpa. Pero Chávez parece no estar dispuesto a pedir perdón, y vuelve a demostrar que ni siquiera es capaz de aceptar las mínimas normas de cortesía en las relaciones internacionales si no se está de acuerdo con él.
El tema es muy delicado, y el gobierno, el sistema financiero y centenares de trabajadores deberían estar en un estado de máxima alerta. Si Venezuela no entra al Mercosur, seguramente guardará su chequera. ¿Qué pasará con Bandes? El banco venezolano compró a la quebrada Cofac, pero aún no obtiene ganancias. ¿Decidirá Chávez dejar de soportar pérdidas, sin esperar que el banco se consolide, y lo retirará de nuestra plaza? El golpe sobre el todavía endeble sistema financiero uruguayo será muy fuerte y peligroso, y hay que tomar previsiones.
Lo mismo debería hacer ANCAP, que desde hace dos años espera por el dinero de Chávez para modernizar la refinería. Y los trabajadores de FUNSA, de la ex Cristalería, de Bella Unión, de la planta de casas prefabricadas y de todos los emprendimientos que recibieron y reciben dinero venezolano. El chorro puede cortarse y sobre el sistema bancario y las familias de los trabajadores comienza a planear un grave riesgo. Lo del principio: ¡ojo!
Hasta la próxima.

lunes, 2 de julio de 2007

La esquizofrénica sociedad que padecemos




La siguiente carta fue enviada a la ministra del Interior. En ella se refleja el grado de disociación a la que ha llegado la sociedad uruguaya, o al menos la montevideana. Es evidente que cada vez más hay dos Montevideos, en apariencia irreconciliables. También está claro que no alcanzan los planes de emergencia ni el asistencialismo. Urge más audacia, pensar menos en los votos y los réditos políticos, y meterle diente al mayor problema que tiene el país: el de la marginación social. Antes de que sea tarde y la mayor parte de la ciudad esté formada y ocupada por marginales, porque en los cantegriles está la mayor fuerza reproductiva de Uruguay, como lo dicen las estadísticas de natalidad.
Hasta la próxima.
Montevideo, 1º de julio de 2007
Sra. ministra del Interior,
maestra Daysy Tourné
De mi consideración:
Le escribo como recluso de una de las mayores cárceles del país: la comprendida ente las calles Comercio, avenida Italia, Minnesota, Larravide y Azara. Este establecimiento penitenciario no sufre, por suerte, el hacinamiento que existe en Libertad, Santiago Vázquez y la cárcel de Maldonado, pero tiene otros graves problemas que demandan su urgente intervención.
Si usted recorre esta penitenciaría comprobará que en los últimos años se ha convertido en una mina de oro para los herreros y carpinteros, que no paran en la colocación y reparación de rejas, puertas y ventanas.
Estamos peor que los presos de otras cárceles, porque no podemos dejar nuestras celdas solas ni por 10 minutos sin riesgo de que nos roben (hasta la ropa colgada en los patios), mientras que ellos tienen salidas transitorias en las que pueden ir al cine, visitar familiares y amigos y hasta reincidir en delitos, si se les ocurre. Ellos pueden recibir visitas, pero nosotros no: familiares y amigos, después que los asaltaron o les robaron los autos, han desistido de venir a nuestro centro de reclusión.
A nuestra celda, a pesar de que tiene alarma, ya han realizado como 15 rápidas incursiones llevándose, después de realizar destrozos para entrar, todo lo que pudieron antes de que llegase la empresa de seguridad que, por cierto, es muy eficaz y en pocos minutos está en nuestro lugar de reclusión. Nuestra celda está retirada de la vereda y a su frente tenemos un jardín con cerca. ¿Puede creer, señora ministra, que en la madrugada del viernes 29 nos robaron, mientras dormíamos, el portón de entrada al jardín de 1,70 m de altura y más de 1 m de ancho? Tres o cuatro meses atrás, además, fuimos víctimas de un copamiento realizado por un tipo armado con un cuchillo. Tras ponerlo cerca de mi cuello, se conformó con llevarse una radio, como consta en la denuncia realizada en la Seccional 15.
Entre el jueves y hoy fueron destrozadas las rejas de la carnicería de Comercio y Gauna y de la farmacia de Comercio y Miguel Ángel, y un portón parecido al nuestro fue robado en Minnesota casi Rodríguez Castelao. Y estos son los hechos de los que me he enterado, porque seguramente hubo más delitos.
Como le decía antes, en esta cárcel no podemos tener salidas transitorias. Si con gran audacia las usamos, los riesgos de recorrer las calles de la penitenciaría son impresionantes. A mi esposa ya la asaltaron tres veces. No hay semana en la que no se conozcan rapiñas, casi todas ellas a mujeres. Las dos últimas a señoras de más de 80 años, una de las cuales fue arrastrada por el piso y quedó seriamente lastimada, según me comentaron algunos compañeros de prisión.
Cada vez que se comete un delito, los autores se refugian en el asentamiento de Isla de Gaspar y Larravide. Allí la Policía no entra. En los 15 años que llevo cumpliendo esta condena, nunca vi un procedimiento policial en ese lugar, a pesar de las denuncias y los testimonios respecto al sitio en el que los delincuentes se pusieron a buen resguardo. Un policía me dijo que allí era imposible entrar. Entonces, señora ministra, debo concluir en que la delincuencia tiene “zonas liberadas” a las que el poder del Estado no llega. Sé, como sin duda usted también lo sabe, que las zonas liberadas son frecuentes en la historia de los movimientos insurgentes. Pero nunca había imaginado que rapiñeros, ladrones y narcotraficantes lograran ese objetivo estratégico en Uruguay.
No quiero aburrirla, señora ministra, con lo que se han desvalorizado nuestras celdas a raíz de esta situación. Sólo le cuento que varias inmobiliarias que consulté me informaron que por aquí las cotizaciones son cuatro o cinco veces más bajas que en otras zonas de Montevideo.
Sin otro particular, y con la esperanza de que usted, como principal jerarca del sistema penitenciario, pueda empezar a resolver nuestros problemas, la saludo muy atentamente

Carlos López Matteo
Recluso Nº 1.280.081-8

lunes, 25 de junio de 2007

Jaque a la prepotencia. ¿Habrá jaque mate en octubre?

Un play-boy hijo de papá será gobernador de Buenos Aires. Sus poderes son esencialmente municipales, aunque también tiene facultades en temas importantes como salud y educación. En el otro extremo del país, una social-cristiana que sigue a Elisa Carrió gobernará la provincia de Tierra el Fuego. En un mismo día, entonces, la prepotencia kichnerista quedó apretada por una tenaza con un brazo a la derecha y el otro en el centro-izquierda. Estos fracasos del oficialismo se suman a los de Misiones y Neuquén.
Para nosotros es difícil entender la política argentina. La alta popularidad que aún mantiene un presidente que gobierna al borde de la Constitución, que presiona a la prensa que no le rinde homenaje, que sólo sabe insultar a sus adversarios y crispa la vida política, que ha hecho de los piqueteros que todos los días cortan calles y rutas una herramienta del poder y que prepara todo para una sucesión de gobiernos en los que se alternarán él y su mujer es inexpicable para nuestra mentalidad. La única explicación está en el fuerte crecimiento económico, basado en los altos precios internacionales de las materias primas.
Pero la contracara que soporta el pueblo argentino muestra el auge de la violencia delictiva, la escasez de electricidad, gas y gasoil (en un país que era autosuficiente hace pocos años), centenares de escuelas cerradas porque se les cae el techo o porque no tienen calefacción en este crudo invierno, crisis en numerosos hospitales, pérdida de indepedencia del Poder Judicial, desabastecimiento en lácteos y otros productos básicos por la intervención oficial en los precios y descubrimiento de casos de corrupción, entre otras bellezas.
Tanta impunidad, ineficiencia y prepotencia parece que empieza a volverse en contra del kichnerismo. Debe ser por aquello que, si no me falla la memoria, dijo Lincoln: se puede engañar a uno todo el tiempo, se puede engañar a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.
Esta sucesión de derrotas, más la que es probable se produzca en Santa Fe, alientan el exitismo de la gente, y este factor juega mucho en política. Y aún quedan cuatro meses para las elecciones presidenciales.
El problema, si la popularidad de Kichner sigue cayendo, es que no se advierten alternativas capaces de hacer de Argentina un país serio y confiable. Aunque pensando egoístamente, para Uruguay cualquier cosa será mejor que el matrimonio que hoy duerme en Olivos.
Hasta la próxima.

martes, 19 de junio de 2007

Nunca más

El "nunca más", asociado a reconciliación, y por lo tanto a perdón, difícilmente pueda tener una dimensión social hasta que, como dice José Mujica, todos los actores y las víctimas de aquellos nefastas décadas de 1960, 1970 y 1980 hayan muerto. O hasta que, con la sucesión de las generaciones, esos años no los haya vivido ningún habitante del país y sólo sean historia. Porque, en gran medida, la reconciliación, en este caso, depende más de los sentimientos de cada uno que de una imposible unanimidad colectiva. Por eso son inútiles las leyes, las declaraciones y los decretos al respecto.
De todas formas, quizá sea posible conseguir algo significativo e importante antes de que desaparezcan todos los actores, las víctimas y los testigos de esa época. Todos esos actores, salvo las Fuerzas Armadas y los civiles que integraron los gobiernos de la dictadura (y en ella incluyo al autoritario régimen de Pacheco Areco, que fue el primer gran violador de la Constitución), con diversos grados de profundidad hicieron sus autocríticas y se reintegraron al sistema democrático representativo.
Pero las Fuerzas Armadas, no. Por el contrario, cada tanto surgen pronunciamientos reivindicando su accionar durante aquellos años, tanto de militares retirados como en actividad. Creo que no cabe exigirles a los actuales comandantes que pidan perdón a la sociedad por las atrocidades cometidas por los militares que entonces estaban al mando. El perdón se pide individualmente, es un acto personal. El actual comandante del Ejército, Jorge Rosales, ingresó a la Escuela Militar en 1971 y se convirtió en oficial en 1974, cuando el golpe de estado ya había sido dado. Nada tuvo que ver, entonces, con la implantación de la dictadura, y no ha sido acusado de torturador. Demos por bueno que no lo fue, a pesar de que la tortura fue usada metódica y sistemáticamente por toda la institución durante esos años.
Entonces, no corresponde exigirle a Rosales que pida perdón. Pero sí es legítimo reclamarle un reconocimiento expreso de que la institución que hoy comanda violó la Constitución, tomó por asalto el poder junto con Bordaberry, torturó, asesinó, hizo desaparecer gente e implantó un régimen cuya principal herramienta fue el terrorismo de Estado. Cabe demandarle al Ejército de hoy (y a la Armada y a la Fuerza Aérea también) un gesto como el que tuvo en 1995 el entonces jefe del Ejército argentino, general Martín Balza.
Mientras los militares no reconozcan eso y no prometan que no volverán a usar las armas contra la democracia y contra el pueblo uruguayo, es imposible el nunca más. Al menos mientras sigan vivos los actores, las víctimas y los testigos. Y por eso a mí se me seguirá erizando la piel cada vez que vea un uniforme militar.
Hasta la póxima.

sábado, 9 de junio de 2007

¿Larrañaga franquista y partidario de la guerra de Irak?



Jorge Larrañaga, presidente del Directorio del Partido Nacional y candidato presidencial mejor posicionado, según las encuestas, para disputarle el poder al Frente Amplio en 2009, se entrevistó en Buenos Aires con el ex presidente del gobierno español, José María Aznar, del ultraderechista Partido Popular (PP).
Según las informaciones brindadas por la prensa, Larrañaga acordó con Aznar un acercamiento entre sus respectivos partidos y que militantes blancos participen en los seminarios que organiza la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, entidad que preside Aznar y que está íntimamente vinculada al PP. Además, ambos líderes, resaltaron las afinidades ideológicas que los unen. ¿Cómo puede hablarse de afinidades ideológicas entre ambos?


La noticia es sorprendente, dado que Larrañaga se declara wilsonista. Wilson Ferreira Aldunate, en su recordada gestión en el Ministerio de Ganadería y Agricultura, en su también memorable oposición al pachequismo, en el exilio (donde tanto luchó por la libertad de Seregni y de todos los presos políticos, la inmensa mayoría frenteamplistas y, por lo tanto, adversarios políticos suyos) y tras su retorno al país quiso llevar al Partido Nacional a posiciones de centro-izquierda y de irrenunciable defensa de la libertad y de la moral pública.
¿Cómo puede un wilsonista aliarse a un partido extranjero que tiene las siguientes peculiaridades?
1) Ser la continuación, teóricamente "civilizada", del franquismo.
2) Ser, junto con George W. Bush y Tony Balir, uno de los principales impulsores de la guerra de Irak. "Créanme -dijo Aznar, muy suelto de cuerpo, por una cadena de televisión española pocos días antes de la invasión al país asiático- que Irak tiene armas de destrucción masiva". En una de las fotos de arriba se ve a Blair, Bush y Aznar en las islas Azores, en marzo de 2003, cuando decidieron iniciar la invasión a Irak dos días después.
3) Ser un partido mentiroso, al sostener, por razones electorales, que ETA fue la autora de los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004. Así le fue en las elecciones generales, tres días después, al descubrirse la gran farsa. A pesar de las pruebas obtenidas en las investigaciones policiales y judiciales, el aznarismo insiste, aún hoy y en total soledad, en que fueron los separatistas vascos quienes pusieron las bombas en los trenes.
4) Ser un partido corrupto, al servicio, sobre todo, del sector inmobiliario. En las comunidades autónomas y municipios gobernados por el PP se suceden en cadena los escándalos de recalificaciones de terrenos rurales, convertidos en urbanos, en beneficio de dirigentes del PP o de empresarios inmobiliarios allegados a ese partido. La maniobra es muy simple: un terreno rural tiene cierto valor, pero si se lo declara urbano vale cuatro o cinco veces más. Así, se han destrozado parajes rurales y la costa mediterránea en comunidades autónomas gobernadas por el PP, como la valenciana y la murciana. A tal punto, que la Unión Europea ha exigido que se deroguen leyes regionales que atentan contra el ambiente y que sólo benefician a algunos empresarios vinculados al PP o a sus dirigentes. Los casos a resolución de la justicia, en este sentido, son muchos.
5) Ser un partido antidemocrático y provocador de la crispación institucional. La oposición del PP, desde que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al gobierno, se caracteriza por un lenguaje soez, lleno de insultos, descalificaciones y mentiras. El ejemplo más acabado de esta actitud es la posición del PP ante las negociaciones de paz que emprendió el gobierno español con ETA. Acusó de traición al Ejecutivo socialista por negociar con la organización armada, sin recordar que Aznar no sólo hizo lo mismo, en 1998 y 1999, sino que tuvo conversaciones con ETA más profundas e intensas que las que en 2006 impulsó Rodríguez Zapatero. España quiere la paz y el fin de las acciones de ETA, pero parece que el PP no acepta que ese objetivo lo alcancen sus adversarios políticos, y que prefiere que la organización vasca siga matando hasta que sea el mismo PP el que logre la paz, si retorna al poder. Los esfuerzos de todos los partidos democráticos, para que las gestiones de paz fuesen asumidas como una cuestión de Estado, chocaron con la oposición y las mentiras del partido de Aznar.
6) Ser un partido ineficaz en su gestión. El PP dejó a España en un período de fuerte crecimiento económico, pero éste se basó en los factores internacionales favorables, que imperan desde hace varios años, y en el incremento de la actividad inmobiliaria sustentada en la especulación y la corrupción. Pero en otros planos, la moderna derecha franquista fue de una ineficacia aterradora, que pretendió justificar en imaginarias culpas de otros: el derrame del petrolero Prestige en noviembre de 2002, la contratación de obsoletos aviones rusos para el transporte de militares asignados a fuerzas de paz de la ONU (62 soldados murieron al caer uno de ellos, en mayo de 2003), y la construcción del tren de alta velocidad Madrid-Zaragoza, realizada sobre terrenos de yeso cuya textura provocó varios desmoronamientos; por esta causa, en esos trechos el ferrocarril circula a 200 km por hora, cuando podría hacerlo a 400. Las tierras expropiadas para esta obra eran, claro, de allegados al PP. Ejemplos de fracasos en la gestión y de negociados, abundan.
Con este partido y con esta gente, Larrañaga pretende establecer una alianza. ¡Qué opción para 2009! Wilson debe de estar dando vueltas en su tumba.
Hasta la próxima.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Los pobres árboles de Montevideo


Desde un avión o desde un edificio alto, Montevideo ofrece un magnífico espectáculo gracias a la cantidad de árboles que bordean sus calles y a las diferentes especies que brindan sombra en plazas y parques. Los tonos del verde en verano y los del amarillo en otoño ofrecen un paisaje que pocas veces se ve en ciudades de clima templado. Sin embargo, cada tanto aparecen en la prensa noticias acerca de la importante cifra de árboles que se pierden año a año, y que deben ser repuestos.
Lo lógico sería que los árboles se sequen por enfermedades imprevistas o porque cumpieron su ciclo vital. Pero esa no es la única causa de la muerte de los árboles montevideanos. Muchos de ellos son víctimas de la acción directa del hombre.
En efecto, a pesar de que está prohibido por el daño que provocan los clavos, muchos pequeños empresarios usan los árboles para publicitar sus actividades: profesores particulares, plomeros, albañiles, deshollinadores, vendedores de leña, inmobiliarias, gimnasios y hasta sectas religiosas buscan clientes por esta vía.
Esto ocurre por la falta de controles y de sanciones a los infractores. Pocas veces una violación de la normativa municipal es tan fácil de reprimir y de impedir su reiteración. Los culpables dejan su identidad a través de teléfonos y direcciones. A los funcionarios municipales encargados de cuidar los árboles les bastaría con seguir la pista a esos datos para aplicar las multas correspondientes y enviar la necesaria señal de que los árboles no fueron plantados para fijar publicidad en ellos y de que deben ser preservados.
Pero ya se sabe: este es un país lleno de normas que no se cumplen, sobre todo porque las autoridades no controlan ni sancionan. Mirar los árboles, pararse algunos minutos en una esquina con semáforos o ver los carritos manejados por niños, en pleno centro de la ciudad, alcanza para comprobarlo. Queda la esperanza de que algún día esto cambiará.
Hasta la próxima.

martes, 29 de mayo de 2007

Montevideo, qué feo te veo

Miguel Ángel y Rodríguez Castelao. Hasta las tapas le robaron a este contenedor, que tiene un basural a su costado
Avenida Italia y Comercio: los peatones deben bajar a la calle para pasar

La semana pasada, cuando el intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, anunció algunos cambios en su gabinete dijo que con ellos se buscaba aumentar la participación de los vecinos en la gestión municipal. No está mal la participación ciudadana, pero todo tiene sus límites en una democracia que, no lo olvidemos, es representativa. Los gobernantes nos representan para aplicar el programa que les dio el triunfo electoral. Ante cada tema se estila consultar a los sectores interesados, pero eso se hace en las comisiones de las cámaras y de las juntas departamentales, en trámites que no suelen ser largos.
Esos trámites no impiden que se tomen decisiones que muchas veces están referidas a la ejecución de normas vigentes y a tareas de control. Por ejemplo, controlar las calles para evitar que se destrocen los contenedores de la basura o que sus entornos sean convertidos en vedaderos basurales en los que vecinos desaprensivos o inadaptados arrojan restos de poda y escombros, en tanto los hurgadores rompen las bolsas y desparraman sus contenidos, a pesar de que saben que lo que les será útil está en las bolsas naranja. Las fotos adjuntas hablan por sí solas, y una de ellas corresponde a un punto neurálgico de avenida Italia.
La gestión comunal capitalina tiene numerosos puntos a favor, pero en el ánimo de los montevideanos pesan mucho los negativos, porque están referidos a asuntos esencialmente municipales que hacen a la vida de todos los días: la basura -cuya recolección no termina de resolverse-, la siempre postergada reforma del transporte, el caos del tránsito al que nadie intenta ordenar (los inspectores sólo se ocupan de la patente), y la tristeza que ofrece la ciudad de noche por la mala iluminación, entre otros temas que no requieren la participación de la gente para resolverse. Alcanza con controlar el cumplimiento de las normas y que los funcionarios municipales hagan lo que deben hacer.
Hasta la próxima

viernes, 11 de mayo de 2007

Cuando la televisión es una basura

Las declaraciones de Jorge Denevi, director de la Comedia Nacional, respecto a algunos programas que se emiten en canales privados, han levantado una gran polémica. Dijo Denevi en Radio Sarandí: "Lo lamentable es que se pone gente que no vale un pepino como los que aparecen en el programa de Tinelli. Lo peor es que se permita esto en Montevideo. Yo no soy gobernante, no tengo la menor idea. Yo no puedo decirlo pero yo no lo permitiría. Yo creo en la censura. Creo que hay cosas que no deben admitirse".
Son por cierto declaraciones infelices que, conociendo la trayectoria de Denevi, permiten suponer que, quizás, no se ajusten a su real pensamiento y son fruto de la improvisación del momento. Pero ellas reflejan la preocupación de mucha gente en torno a los programas "basura" que ofrece la televisión privada capitalina.
¿Qué hacer ante porquerías como los programas de Tinelli, Gran hermano y otros en los que imperan la grosería, la chabacanería y hasta la violación de los derechos humanos al presentar como verdaderos idiotas a algunos participantes? La censura no es, de ninguna manera, la mejor solución. ¿Quién cenura? ¿Y quién censura o controla a los censores?
Me gusta la idea expresada por Carlos Maggi en la tertulia de El Espectador, relativa a crear una pequeña comisión de intelectuales y artistas que determine qué programas merecen ser estimulados, por ejemplo con exoneraciones impositivas, y cuáles deberían pagar altas sumas para ser emitidos. Además, determinando en qué horario pueden ser difundidos.
El Estado controla (o por mandato legal debería hacerlo) la calidad de los alimentos, de los medicamentos, de las prestaciones de las mutualitas y de los servicios de transporte, entre otras actividades que están sujetas a regulaciones en beneficio del público. ¿Por qué las manifestaciones culturales escapan a todo control?
La libertad de expresión (que obviamente debe protegerse y defenderse) es la principal cortapisa a la hora de abordar este tema. Pero hay algunos elementos que se olvidan.
Las empresas que emiten programas "basura" usan ondas que son públicas, del Estado, de todos nosotros. Entonces, debería exigírseles un mínimo de responsabilidad. Pueden hacer un negocio razonable con esas ondas públicas, pero no pueden idiotizar a la gente con enlatados de pésima calidad para aumentar desmesuradamente sus ganancias. Si usan ondas que son del Estado, se les puede exigir un mínimo de responsabilidad social, de compromiso con ciertos valores cultuales y con los artistas y creadores nacionales. Si quieren emitir programas chabacanos y en los que la dignidad humana importa poco, que lo hagan pero en horarios que no afecten a niños y jóvenes y pagando altos impuestos que pueden destinarse, por ejemplo, a fomentar las manifestaciones artísticas uruguayas.
En tiempos de globalización y desculturización, la "caja boba" que funciona con ondas que son de todos no puede quedar al arbitrio de empresarios que sólo buscan optimizar sus ganancias de cualquier manera. Deberían existir exigencias en defensa de los valores culturales. Y a quien no acepte ese mínimo que se le retire la concesión de la onda y se llame a licitación para otorgársela a otro, sobre la base de que deben cumplirse determinados parámetros de calidad.
Quizás sea la forma de empezar a revertir décadas de concesiones de ondas realizadas con criterios de amiguismo político.
Hasta la próxima.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Un espacio vacío y muy apetecible (3)

La falta de mano de obra calificada se está transformando en un problema serio para varios sectores productivos. La emigración, por un lado, y la falta de respuestas adecuadas de la enseñanza técnica pública a las nuevas realidades laborales, por otro, conspiran contra las posibilidades que se han abierto en los últimos años.
Es necesario un esfuerzo para recuperar la mano de obra que está fuera del país, y el llamado Departamento 20 de la Cancillería debería asumir un papel activo en esta materia, trascendiendo el anodino papel que cumple hasta ahora y que se limita a aspectos administrativos en un 90% de los casos. Es urgente que ese Departamento 20, el Ministerio de Industria, Energía y Minería y las empresas coordinen para conocer las necesidades presentes y las previstas de mano de obra, para que las embajadas y los consulados en el exterior informen a los compatriotas sobre las posibilidades laborales existentes en el país.
Si es difícil irse, también lo es volver si en otro lugar se encuentran condiciones de vida digna. Pero el uruguayo es un bicho volvedor y nostálgico, y si se le ofrecen buenas posibilidades para él y su familia sin duda pensará la eventualidad de retornar.
Para eso, habrá que facilitar la vuelta, permitiéndo que se traigan todos los enseres y maquinarias que contribuyen a un buen pasar en el exterior, como a medias ocurre ahora, pero sin que los servicios aduaneros y portuarios cobren los disparates que cobran. Sé, por experiencia propia y repetida, lo que cuesta en dinero traer los efectos personales: el puerto y la aduana llegan a cobrar más que el costo del flete marítimo.
Además, las miles de casas vacías que hay en el país (ver nota anterior) también pueden servir para quienes vuelvan al país mediante planes adecuados.
La necesidad de poblar el país y de planificar en esta materia a largo plazo tiene otra herramienta muy útil en la inmigración. Millones de latinoamericanos, asiáticos y africanos buscan mejor vida en los países desarrollados, donde pocas veces pueden cumplir sus sueños. Muchas veces (lo he visto en Europa) gente preparada termina haciendo trabajos mal pagados y que nada tienen que ver con la capacidad adquirida en el país de origen. ¿Por qué no diseñar una política inmigratoria que privilegie a jóvenes con las habilidades y los conocimientos que el país necesita?
Sin olvidar, claro está, a los jóvenes que aún no se han ido. En este sentido, es imprescindible que la UTU y la Universidad de la República se pongan las pilas, como ya lo están haciendo instituciones privadas, y ofrezcan cursos relacionados con las nuevas realidades laborales.
Si no transitamos por estos caminos, Uruguay, como hemos visto en esta serie de artículos, continuará siendo un espacio vacío, con muchos viejos, y muy apetecible y fácil de ocupar, ya sea por una potencia extranjera o por las olas migratorias que, por ahora, sólo llegan a los países desarrollados.
Hasta la próxima.

martes, 8 de mayo de 2007

Un espacio vacío y muy apetecible (2)

Si gobernar es poblar, como escribió Juan Bautista Alberdi en 1853, hace muchas décadas que en este país no hay gobierno. Somos un país con cada vez más viejos que jóvenes, y muy poco se hace para retener a éstos, que continúan yéndose al exterior. Como tampoco nada se hace para fomentar la natalidad. Con el agravante de que la pequeña fuerza reproductiva del país radica fundamentalmente en los sectores pobres e indigentes, en los que nace más del 50% de los nuevos uruguayitos. O sea, reproducimos la pobreza y agrandamos los cantegriles.
Cada pareja tiene el derecho a no tener hijos, si no los quiere, o a tener la cantidad que prefiera. Pero, respecto a la segunda posibilidad, ese derecho no cuenta con las condiciones para ser ejercido. Aun para quienes tengan trabajo, el tema habitacional es decisivo a la hora de planificar la familia. Tanto los escasos planes oficiales como las empresas constructoras privadas, cuando apuntan de la clase media hacia abajo, generalmente ofrecen viviendas con uno o dos dormitorios, la mayoría de las veces pequeños. Se actúa con un estricto criterio de mercado: como este es un país de viejos y los jóvenes tienen pocos hijos, o no los tienen, nadie asume el riesgo de levantar casas y apartamentos para quienes quieran tener una familia grande.
Entonces, aunque el país necesita desesperadamente niños -"para amanecer", como canta Viglietti- el sistema está hecho para parejas sin hijos, o con uno o dos, a lo sumo.
Mientras tanto, en Montevideo hay más de 40.000 casas vacías, destacando en este sentido barrios como Aguada, Cordón, Sur, Palermo y Parque Rodó, zonas de la capital que cuentan con todos los servicios. Sin embargo, el destino de quienes no pueden resolver el problema de la vivienda es el asentamiento periférico, en el que es necesario realizar grandes inversiones para dotarlo de agua, saneamiento, luz, teléfono, transporte, escuelas, etcétera.
En otros países -capitalistas y respetuosos de la propiedad privada- el escándalo que constituyen las casas vacías cuando parte de la población no tiene vivienda digna se impide por diferentes vías. La principal es la impositiva. No se permite que el derecho a la vivienda sea objeto de especulación, y sobre las vacías recaen muy abultados impuestos. De esta forma, especular es mal negocio y casas y apartamentos sin ocupar se alquilan o se venden.
Lo que ocurre en Montevideo se da igualmente en ciudades del interior, en las que también hay centenares de casas vacías. El gobierno y los municipios, entonces, tienen materia prima para trabajar sobre el problema de la vivienda, incluso sin la necesidad de planificar nuevas construcciones, que serán más caras que el reciclaje de las actualmente deshabitadas. Así, se matan dos pájaros de un tiro: se otorga el derecho a la vivienda digna a miles de compatriotas que no lo gozan, y se empieza a crear condiciones para que aumente la natalidad y dejemos de ser un país vacío y de viejos.
Hasta la próxima.

miércoles, 2 de mayo de 2007

¡Qué asco!

¡Qué flaco favor le hizo a su causa -la de la izquierda radical- el dirigente sindical de la salud y del 26 de Marzo Gustavo García! Transformar un accidente, en el que su esposa resulta herida, en un atentado político refleja no sólo una calenturienta imaginación, sino también un bajísimo o inexistente nivel ético. Lo terrible es que en su patraña embarcó al 26 de Marzo y al diario La Juventud, que hoy tituló su portada con un enorme "FACHOS" y tiró varios cañonazos contra el PIT-CNT, casi responsabilizando a la central sindical del supuesto atentado.
La taradez política y moral de una pareja, porque la mujer herida se prestó a la mentira, no puede generalizarse a todos los miembros del movimiento que integran. Pero éste y su medio periodístico revelaron una mezcla de inmadurez y paranoia al aceptar sin más, sin confirmar la veracidad de los hechos, la versión del delirante matrimonio.
Llama la atención esa capacidad para inventar una novela en el mismo momento que la bala hiere a la mujer, cuando lo lógico sería que toda la atención de García se volcase a atender a su compañera y a ingresarla en La Epañola, frente a cuyas puertas se le cae la mochila y se dispara el revólver que en ella llevaba guardado. Denota una mente enferma, irresponsable, para la cual el fin justifica cualquier medio: aunque ese medio sea su propia mujer herida, y herida por un descuido suyo.
El complejo de persecución lo hizo andar armado y su inmoralidad lo llevó a convertirse en víctima de un atentado y a declarar en varias radios, hoy de mañana, que era perseguido por fascistas, dando a entender que éstos pertenecían a la corriente sindical mayoritaria. Poco rato después, pasado el mediodía, al juez sólo le hacen falta unos pocos minutos para que el aguerrido y armado militante se desmorone y confiese que no hubo atentado, y que todo fue un invento con espuria finalidad política.
De todas formas, y más allá del caso particular, cabe reflexionar sobre la actuación de esos pequeños grupos, a contramano de todo, que forman la izquierda radical. Los estudiosos de los movimientos guerrilleros latinoamericanos de décadas atrás decían que la clandestinidad les quitaba capacidad de análisis y les deformaba la realidad. Por lo cual no siempre sus acciones alcanzaban el objetivo político que buscaban, en particular en lo referido a sus repercusiones en la población.
El recuerdo es pertinente ante las posiciones y acciones de esos grupúsculos radicales, que parecen vivir en otra realidad y llegan a comparar la situación actual del país con la época de la dictadura. Ahora no es la clandestinidad la que los engaña, sino la paranoia y delirios varios. Si su credibilidad ya estaba afectada, con el invento de Gustavo García y su mujer quedó por el piso.
Hasta la próxima.

lunes, 30 de abril de 2007

Un espacio vacío y muy apetecible

En el corto y mediano plazo Uruguay tiene varios y graves problemas para resolver: marginación, pobreza, cantidad y calidad del empleo, la caída de todos los niveles educativos, desarrollo de la investigación científica y de la innovación y el papel de las Fuerzas Armadas, entre los principales y más urgentes.
Pero hay uno tan grave como los anteriores, al que se le presta poca atención y que, incluso, pone en peligro nuestra identidad nacional y la independencia del propio país: el demográfico. Somos un país vacío, con unas ridículas tasas de natalidad y de crecimiento poblacional, con el agravante de que más de la mitad de los pocos niños que nacen lo hacen en medios sociales que no satisfacen sus necesidades básicas. O sea, reproducimos la pobreza y la indigencia.
La historia demuestra, sobre todo la de Europa desde épocas prehistóricas, que a los espacios vacíos, a la corta o a la larga, alguien los ocupa. Hace unos años, el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil dio el primer toque de atención, cuando sus campamentos se instalaron en varios puntos de la frontera y algunos de sus dirigentes hablaron de ocupar campos de este lado. Por eso, no es exagerado decir que peligra la propia identidad e independencia del país, pues los pobres del mundo se vuelcan en oleadas donde creen que pueden mejorar sus condiciones de vida. Además, tenemos un territorio casi todo apto para producir alimentos y con grandes reservas de agua. En definitiva, un espacio muy apetecible, con una superficie en la que en otros lados del mundo vive, y bien, diez, quince o veinte veces más población que la nuestra.
Lo anterior viene a cuento no sólo por ser un problema real, sino porque ya se sienten las consecuencias. Son varios los sectores que no encuentran mano de obra calificada, por lo que hay planes productivos que no se desarrollan o, simplemente, lo hacen con extrema lentitud: el forestal, el metalúrgico y el de la construcción es en los que se sufre más el problema. La inmigración y programas educativos que no tienen en cuenta la cambiante realidad figuran entre las causas de esta situación que está frenando un mayor crecimiento económico y social.
Creo que sobre estos temas es impriscindible iniciar un gran debate nacional y aportar soluciones. Trataré de tirar algunas ideas en futuras notas.
Hasta la próxima.

martes, 24 de abril de 2007

Cuando el mate es un peligro

Dicen que quien se quemó con leche llora cuando la ve. Hoy tuve motivos para acordarme del dicho. Iba en un ómnibus de la línea 370, sentado del lado del pasillo, cuando a un hombre que acababa de subir se le cayó una moneda que le había devuelto el guarda. Se agachó para recogerla, pero debajo del brazo izquierdo llevaba un termo que, con la inclinación, desparramó agua caliente sobre mi hombro. Era temprano, estaba fresquito y yo iba de campera, por lo que el incidente no tuvo mayores consecuencias. Meses atrás, sin embargo, en la misma línea de transporte, una joven cebaba un mate cuando una frenada brusca desvió el chorro de agua caliente hacia el brazo de una niña de cinco o seis años, que iba sentada a su lado. La quemadura no fue grave, aunque el llanto duró varios minutos. El guarda se levantó y le advirtió a la joven que estaba prohibido tomar mate en el ómnibus.
Ahora bien, si está prohibido ¿por qué muchos matean durante el viaje? ¿Por qué los guardas lo permiten? En ómnibus o en auto, el mate es un peligro para quien lo toma y para los pasajeros. En 1985, con la democracia recién recuperada, el diputado blanco Carlos Rossi viajaba por rutas de Canelones, sentado en la parte de atrás de un auto y tomando mate. El vehículo patinó, el conductor no pudo dominarlo, volcó y la bombilla atravesó el paladar de Rossi y se le incrustó en el cerebro. No haría falta decir que murió, pero conviene confirmárselo a quienes no conozcan o no recuerden el episodio. Conozco otros casos de accidentes o de frenadas que provocaron las roturas de los termos y quemaduras a los ocupantes de los autos; en uno de esos insucesos una amiga sufrió graves quemaduras y estuvo al borde de la muerte; sobrevivió, pero quedó con el rostro totalmente desfigurado.
Es habitual que en este país no se cumplan leyes, decretos y ordenanzas que se votan para recordar cosas que son de sentido común. Aun así, se violan. Lo que agrava esas violaciones es que nadie controla nada, ni nadie sanciona a los infractores. La mayor preocupación de los inspectores municipales es verificar si los automovilistas han pagado la patente. De cumplir una tarea educativa o de sancionar, ni hablar. Por eso se producen choques en esquinas con semáforos, muchos arriesgan su vida y las de los demás hablando por el celular mientras conducen, otros manejan alcoholizados y no pocos agarran la rambla, Propios o avenida Italia como pistas de carrera.
Pero volvamos al mate. En cualquier momento ocurrirá una desgracia irreparable, porque las condiciones están dadas. En este tema el control corresponde a choferes y guardas, y las empresas de transporte deberían recordárselo a sus trabajadores. No sólo para que se prohíban que se tome mate en los ómnibus, sino también para que impidan que se suba a ellos con el mate y el termo a la vista. Éstos deben ir en la matera o en un bolso adecuado, cosa de evitar que constituyan un peligro.
Por cierto, no voy a llorar cuando vea agua caliente. Por el contrario, seguiré tomando mate, pero nunca en un vehículo.
Hasta la próxima.

lunes, 23 de abril de 2007

El río Uruguay es mucho más que Fray Bentos

Tras la reunión de Madrid, el conflicto con Argentina parece encaminarse hacia una solución. Pero el arreglo no se concretará hasta después de octubre, o sea hasta que no pasen las elecciones en el país vecino. Los votos de Entre Ríos, y los de Gualeguaychú en particular, condicionarán cualquier salida. Como también lo harán posibles acontecimientos capaces de retornar la tensión a sus puntos más altos.
En este sentido, será fundamental lo que ocurra el próximo domingo, cuando los piqueteros hagan una marcha con asamblea sobre el puente y, según algunos de ellos, intenten llegar a la planta de Botnia. La República informó que la Policía de Fray Bentos se está entrenando de manera especial para ese día, que recibirá refuerzos de otros puntos del país y que se trazará una línea sobre el puente que nadie podrá traspasar. ¿Permitirá la Gedarmería argentina que los piqueteros marchen sobre el puente? Y si es así ¿los piqueteros aceptarán el límite establecido por la Policía uruguaya?
Setiembre también puede ser un mes difícil si Botnia comienza su producción. Este hecho ¿violaría el compromiso asumido en Madrid acerca de que las partes no harán nada que pueda agravar la situación? ¿Cae dentro de este rubro, para Argentina, el comienzo del funcionamiento de la fábrica?
Sea como fuere, a fin de año o en los primeros meses de 2008 habrá una solución. Como parte de ella se menciona que un organismo internacional supervisará la preservación del ambiente en la zona. No parece lo más adecuado que se brinde a representantes de otros países, posiblemente de grandes potencias, la posibilidad de inmiscuirse en nuestros problemas regionales.
Lo más lógico sería que Argentina y Uruguay, bilateralmente, en conjunto, comiencen de una vez por todas a tratar de resolver los graves problemas que afectan al río Uruguay. Y que en su mayor parte son responsabilidad de nuestros vecinos. En efecto, en las ciudades de la otra ribera prácticamente no se tratan las aguas cloacales, como sí se hace en varias del lado uruguayo. Los frigoríficos pesqueros de Concepción del Uruguay arrojan al río todos sus desechos industriales. Lo mismo hacen, en afluentes del río Uruguay cercanos a sus instalaciones, fábricas de Gualeguaychú. Aunque los piqueteros se llenen la boca con la defensa del ambiente, su ciudad es una de las más contaminantes de la zona. Estudios científicos argentinos han denunciado que las habituales mortandades de peces que se producen en esos cursos de agua, que desembocan en el Uruguay, se deben a la falta de oxígeno a raíz de los efluentes industriales sin tratamiento.
Y en ese trabajo habría que comprometer a Brasil (por fin una iniciativa de Larrañaga digna de ser tenida en cuenta), porque ese país es también un gran contaminador del río. Entre lo que más directamente nos afecta debe figurar el Cuareim, cuyas aguas tienen una alta toxicidad en varias épocas del año por lo agroquímicos que usan los arroceros brasileños.
Cuando el conflicto apenas comenzaba, como simple ciudadano le mandé un mail a Gargano sugiriéndole como estrategia considerar, en las negociaciones con Argentina, entonces a cargo de aquella comisión mixta de técnicos que no llegó a nada, el problema como un todo. Como "un todo" del río Uruguay. Creía, y sigo creyendo, que la mejor estrategia negociadora era decirle a los argentinos: "Muy bien, veamos si las plantas de celulosa contaminan o no, pero también veamos cómo están contaminando ustedes y lleguemos a soluciones globales para el río".
No sé si Gargano leyó mi mail, pero lo cierto es que el gobierno permitió que el problema se focalizase en Fray Bentos, a pesar de que es mucho más amplio y mucho más grave, y de que Argentina, la gran contaminadora del río, quedase como la campeona del ecologismo. Quizás ahora, con la tensión en baja, sea el momento de ir por ese lado.
Hasta la próxima.

domingo, 8 de abril de 2007

Una opinión sobre el conflicto con Argentina

Muy pocas veces, por no decir nunca, comparto las posiciones editoriales del diario El País. Hoy, domingo 8, es una de esas excepciones. Ante la escasa consideración que el gobierno parece otorgarle a las amenazas provenientes de Gualeguaychú, el artículo de opinión de El País me parece muy compartible -salvo en las valoraciones que al final hace de algunos ex gobernantes- y por eso lo reproduzco íntegro.
Ya truena
El conflicto con el gobierno argentino es el más grave que registra la accidentada historia de nuestras relaciones con la nación vecina, desde los fragorosos tiempos fundacionales de estos países platenses. En aquella sazón, el gobierno de Buenos Aires, a fin de preservar sus intereses económicos y su tutoría institucional respecto de las provincias del vasto territorio heredado de la metrópoli, amenazados por los proyectos y la influencia de Artigas en varias de ellas, gestionó y obtuvo la intervención militar de un poderoso ejército portugués, para aplastar al Protector de los pueblos libres. Para salvar sus privilegios, decretó así la amputación de una de las más ricas zonas del territorio virreinal y su sometimiento humillante a la ocupación extranjera. Doce largos años duró el dominio de Montevideo por las tropas lusitanas y brasileñas, recién retiradas -estas últimas- el 1° de mayo de 1829.
Frente a este drama histórico, que el país superó a un costo de miles de muertos y de incontables sacrificios, la peripecia actual todavía es de menor cuantía. Pero, por el contrario, no lo es si la comparamos con los largos períodos de relaciones correctas y hasta amistosas y aún con los de acentuado deterioro de las mismas, en los tiempos del canciller argentino Estanislao S. Zeballos (1907-1908) y de la segunda presidencia de Perón (1951-1955).
Por un choque de poderosos intereses económicos -entre las obsoletas industrias papeleras argentinas y la que Botnia está terminando de instalar en Fray Bentos- desde hace un año largo estamos sometidos a la incomunicación terrestre con el país vecino, lo que ha causado muy graves daños a nuestra economía. El bloqueo de los puentes, además, era en principio discontinuo pero tiende a hacerse permanente. Dicho bloqueo lo ejecuta una patota de habitantes de Gualeguaychú que, so capa de defender el sacrosanto medio ambiente, son financiados, se supone fundadamente, por quienes, con sus anacrónicas papeleras, más dañan el ambiente y las aguas de los ríos argentinos. Contradicción grotesca, que sería para tomar a la chacota si no se tratara, de un asunto tan grave. Todo esto es por demás sabido, como también lo es que atrás de los piqueteros, tolerándolos con desenfado y alentando así su agresión prepotente al Uruguay, está el mismísimo gobierno argentino, con su presidente al frente. Basta recordar que nos demandó ante la Corte de La Haya, para no dudar de que tiene muy bien puesta la camiseta de su industria del papel.
Todo esto debiera concluir cuando la planta finlandesa comience a funcionar, dentro de unos meses, y se verifique que sus efectos contaminantes son mínimos o inexistentes. Pero ocurre que la violencia de los piqueteros, por lo menos en el plano verbal, va "in crescendo". En estos días se han registrado amenazas de usar la fuerza física para alcanzar su objetivo. Y hasta se ha invocado la fecha negra de 11 de septiembre, para asustarnos con la posibilidad de un atentado que paralice a la planta de Botnia. Ni los uruguayos somos gente de amedrentarnos ni estos iracundos entrerrianos están, por sí solos, en condiciones de traducir en hechos sus bravatas. Pero, atrás de ellos, están sus cotizantes, que disponen de mucho dinero y bien que lo utilizan en pro de sus intereses. A la vista está. Y, a su lado, con ningún disimulo y con intenciones "non sanctas", está el mismísimo gobierno argentino, capaz de grandes desatinos, como el que perpetró al permitirle a Chávez que vomitara en Buenos Aires sus insultos contra Bush.
Que el "señor K" propicie un atentado contra la empresa finlandesa no parece razonable ni es lo más probable. Pero sería muy torpe, de nuestra parte, confiar en la razonabilidad de un hombre que ha demostrado carecer de ella y que acostumbra no utilizar, en sus actos de gobernante, la prudencia ni el comportamiento diplomático que es propio del relacionamiento entre los países civilizados. En tales condiciones, nuestro gobierno debe estar preparado para lo peor, lo que significa tener analizadas todas las posibilidades de agravamiento del conflicto, así como los eventuales cursos de acción que, en tales supuestos, podrían adoptarse. A tal fin, contando nuestro país, por fortuna, con tres ex presidentes y cuatro ex cancilleres de probada jerarquía y experiencia -Sanguinetti, Lacalle, Batlle, Iglesias, Gros Espiell, Abreu y Opertti-, debiera evaluar con ellos la gravísima situación, pues la tormenta está próxima. Ello, sin perjuicio de que, en Madrid, nuestros negociadores extremen sus esfuerzos por alcanzar un acuerdo que parece lejano, pero que es imperioso no descartar.

viernes, 6 de abril de 2007

Gargano ¿dónde estás?



Eran otros tiempos; no muy lejanos, pero se recuerdan como difuminados


Botnia caerá como las Torres Gemelas
Cruzaremos el puente y destruiremos Botnia a martillazos, de la misma forma que cayó el muro de Berlín
Ex carapintadas se ofrecen a los piqueteros de Gualeguaychú para destruir la fábrica de Botnia
Estos son los títulos de estos días acerca del conflicto con Argentina. El gobierno de Kirchner permanece impasible ante estas amenazas. Pero no ante los piquetes que perjudican su turismo interno. Así, se asesina a un docente en Neuquén que reclamaba mejor salario en una ruta que va hacia Bariloche.
Ahora se anuncia que diez mil piqueteros cruzarán el puente el domingo 15 y se dirigirán hacia Botnia. ¿Para materializar sus comparaciones con las Torres Gemelas y el muro de Berlín?
La situación es explosiva y en extremo peligrosa. Pero el gobierno uruguayo permanece en silencio. No me gustó cuando se ordenó al ejército custodiar Botnia, pero ahora no me cabe duda de que es una medida necesaria. Estamos ante una verdadera y riesgosa crisis en las relaciones con Argentina.
Se torna imperioso que se pregunte al gobierno de Kirchner qué piensa hacer ante las amenazas que surgen de Gualeguaychú. Que se lo interrogue acerca de qué hará ante el anuncio de que diez mil personas intentarán cruzar el puente en los próximos días.
Y si no lo hace el gobierno, que lo hagan los medios. Que llamen a la Cancillería argentina o al parlanchín y desubicado embajador de Kirchner en Uruguay. Todos los uruguayos tenemos derecho a conocer cuál será la actitud del gobierno argentino ante un grupo que anuncia violencia contra un país vecino (el nuestro) y que se arroga la conducción de su política exterior.
El tema debe de ser planteado ante los organismos del Mercosur, la OEA y Naciones Unidas. Porque si el gobierno argentino no está dispuesto a impedir esa marcha, debe saber que Uruguay no permitirá que esos piqueteros entren a su territorio. ¿O sí? En todos los ámbitos internacionales sería necesario advertir que la frontera estará cerrada (¿o no?) para gente que ha anunciado estar dispuesta a cruzar el río con fines delictivos. El que avisa no es traidor.
La situación es lo suficientemente grave como para que el gobierno diga y haga algo ya.
Hasta la próxima.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Una confusión ética y jurídica muy peligrosa

El presidente Tabaré Vázquez hizo suyo y envió al Parlamento un proyecto de ley redactado por el diputado colorado Daniel García Pintos, destinado a compensar económicamente a familiares de militares, policías y civiles víctimas de las acciones guerrilleras ocurridas en las décadas de 1960 y 1970. El objetivo es plausible: contribuir a una definitiva pacificación de los espíritus.
La iniciativa, sin embargo, equipara la violencia de la represión estatal con la violencia de los insurgentes, y eso constituye una peligrosa confusión, casi una falacia verbo-ideológica, como enseñaba Vaz Ferreira.
Desde los puntos de vista ético y jurídco ambas violencias no son iguales. La de los guerrilleros, al margen de los argumentos políticos que manejaban, significó una violación del Código Penal y como tal, en el plano estricto del derecho, demandaba ser combatida por el poder del Estado con los medios legales y constitucionales.
Pero la violencia del Estado uruguayo, en una democracia deteriorada bajo Pacheco Areco y Bordaberry hasta junio de 1973, y en dictadura sin tapujos después, sobrepasó largamente los límites jurídicos. El Estado, entonces, se transformó en delincuente mediante torturas, asesinatos y desapariciones. Y usó, para delinquir, los recursos y las armas que le habían confiado los ciudadanos.
En 1976 o 1977, organizaciones sociales pidieron al dictador argentino Carlos Rafael Videla que respetase los derechos humanos. Muy suelto de cuerpo respondió con una pregunta: ¿por qué no se exige lo mismo a los guerrilleros que roban, secuestran y matan? O sea, justificaba los robos, secuestros y asesinatos de su gobierno en acciones similares de simples particulares. La solución era la ley del Talión. Si ellos delinquen, yo también puedo hacerlo, estaba diciendo el dictador.
La solución de Videla implicaba una deliberada y criminal confusión destinada a someter a todo el pueblo argentino, a guerrilleros y a pacíficos ciudadanos por igual. Eso es inadmisible: la violencia del Estado sólo puede ser ejercida, para combatir a los delincuentes, dentro del marco jurídico.
No me opongo a que se repare a familiares de militares, policías y civiles víctimas de la guerrilla, sobre todo si quedaron en difícil situación económica. Pero lo que no cabe aceptar es que se meta a los dos tipos de violencia en la misma bolsa. Aceptarlo sería justificar que el Estado robe, secuestre y mate al margen de toda norma ética y jurídica. Y eso es muy peligroso, como bien lo sabemos los habitantes del Cono Sur.
Hasta la próxima.