Tras la reunión de Madrid, el conflicto con Argentina parece encaminarse hacia una solución. Pero el arreglo no se concretará hasta después de octubre, o sea hasta que no pasen las elecciones en el país vecino. Los votos de Entre Ríos, y los de Gualeguaychú en particular, condicionarán cualquier salida. Como también lo harán posibles acontecimientos capaces de retornar la tensión a sus puntos más altos.
En este sentido, será fundamental lo que ocurra el próximo domingo, cuando los piqueteros hagan una marcha con asamblea sobre el puente y, según algunos de ellos, intenten llegar a la planta de Botnia. La República informó que la Policía de Fray Bentos se está entrenando de manera especial para ese día, que recibirá refuerzos de otros puntos del país y que se trazará una línea sobre el puente que nadie podrá traspasar. ¿Permitirá la Gedarmería argentina que los piqueteros marchen sobre el puente? Y si es así ¿los piqueteros aceptarán el límite establecido por la Policía uruguaya?
Setiembre también puede ser un mes difícil si Botnia comienza su producción. Este hecho ¿violaría el compromiso asumido en Madrid acerca de que las partes no harán nada que pueda agravar la situación? ¿Cae dentro de este rubro, para Argentina, el comienzo del funcionamiento de la fábrica?
Sea como fuere, a fin de año o en los primeros meses de 2008 habrá una solución. Como parte de ella se menciona que un organismo internacional supervisará la preservación del ambiente en la zona. No parece lo más adecuado que se brinde a representantes de otros países, posiblemente de grandes potencias, la posibilidad de inmiscuirse en nuestros problemas regionales.
Lo más lógico sería que Argentina y Uruguay, bilateralmente, en conjunto, comiencen de una vez por todas a tratar de resolver los graves problemas que afectan al río Uruguay. Y que en su mayor parte son responsabilidad de nuestros vecinos. En efecto, en las ciudades de la otra ribera prácticamente no se tratan las aguas cloacales, como sí se hace en varias del lado uruguayo. Los frigoríficos pesqueros de Concepción del Uruguay arrojan al río todos sus desechos industriales. Lo mismo hacen, en afluentes del río Uruguay cercanos a sus instalaciones, fábricas de Gualeguaychú. Aunque los piqueteros se llenen la boca con la defensa del ambiente, su ciudad es una de las más contaminantes de la zona. Estudios científicos argentinos han denunciado que las habituales mortandades de peces que se producen en esos cursos de agua, que desembocan en el Uruguay, se deben a la falta de oxígeno a raíz de los efluentes industriales sin tratamiento.
Y en ese trabajo habría que comprometer a Brasil (por fin una iniciativa de Larrañaga digna de ser tenida en cuenta), porque ese país es también un gran contaminador del río. Entre lo que más directamente nos afecta debe figurar el Cuareim, cuyas aguas tienen una alta toxicidad en varias épocas del año por lo agroquímicos que usan los arroceros brasileños.
Cuando el conflicto apenas comenzaba, como simple ciudadano le mandé un mail a Gargano sugiriéndole como estrategia considerar, en las negociaciones con Argentina, entonces a cargo de aquella comisión mixta de técnicos que no llegó a nada, el problema como un todo. Como "un todo" del río Uruguay. Creía, y sigo creyendo, que la mejor estrategia negociadora era decirle a los argentinos: "Muy bien, veamos si las plantas de celulosa contaminan o no, pero también veamos cómo están contaminando ustedes y lleguemos a soluciones globales para el río".
No sé si Gargano leyó mi mail, pero lo cierto es que el gobierno permitió que el problema se focalizase en Fray Bentos, a pesar de que es mucho más amplio y mucho más grave, y de que Argentina, la gran contaminadora del río, quedase como la campeona del ecologismo. Quizás ahora, con la tensión en baja, sea el momento de ir por ese lado.
Hasta la próxima.
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