Ojo clientes de Bandes, trabajadores de Funsa, de la ex Cristalería y de Bella Unión. Ojo directores de ANCAP, que confiaban en Venezuela para solucionar muchos de los problemas que tiene la empresa. Quienes creyeron que Hugo Chávez podría liderar un nuevo movimiento latinoamericano capaz de implantar la justicia social y enfrentar eficazmente al imperialismo deben de estar desilusionados.
El hombre no ha entendido nada y sigue creyendo que se puede llevar el mundo por delante a golpes de chequera, prepotencia y demagogia. Después de gastar miles de millones de dólares en armas rusas, desencadenando otra carrera armamentista en la región, y de pretender establecer una alianza sudamericana con el régimen integrista de Irán sin consultar a ninguno de los países del continente, acaba de emplazar al Mercosur: o los parlamentos de Brasil y Paraguay votan el ingreso venezolano al bloque antes de setiembre, o él desiste de entrar en él.
El problema es que hace unas semanas se desbocó e insultó a los parlamentarios brasileños, y éstos, para aceptar el ingreso de Venezuela al Mercosur, exigen una disculpa. Pero Chávez parece no estar dispuesto a pedir perdón, y vuelve a demostrar que ni siquiera es capaz de aceptar las mínimas normas de cortesía en las relaciones internacionales si no se está de acuerdo con él.
El tema es muy delicado, y el gobierno, el sistema financiero y centenares de trabajadores deberían estar en un estado de máxima alerta. Si Venezuela no entra al Mercosur, seguramente guardará su chequera. ¿Qué pasará con Bandes? El banco venezolano compró a la quebrada Cofac, pero aún no obtiene ganancias. ¿Decidirá Chávez dejar de soportar pérdidas, sin esperar que el banco se consolide, y lo retirará de nuestra plaza? El golpe sobre el todavía endeble sistema financiero uruguayo será muy fuerte y peligroso, y hay que tomar previsiones.
Lo mismo debería hacer ANCAP, que desde hace dos años espera por el dinero de Chávez para modernizar la refinería. Y los trabajadores de FUNSA, de la ex Cristalería, de Bella Unión, de la planta de casas prefabricadas y de todos los emprendimientos que recibieron y reciben dinero venezolano. El chorro puede cortarse y sobre el sistema bancario y las familias de los trabajadores comienza a planear un grave riesgo. Lo del principio: ¡ojo!
Hasta la próxima.
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