martes, 29 de mayo de 2007

Montevideo, qué feo te veo

Miguel Ángel y Rodríguez Castelao. Hasta las tapas le robaron a este contenedor, que tiene un basural a su costado
Avenida Italia y Comercio: los peatones deben bajar a la calle para pasar

La semana pasada, cuando el intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, anunció algunos cambios en su gabinete dijo que con ellos se buscaba aumentar la participación de los vecinos en la gestión municipal. No está mal la participación ciudadana, pero todo tiene sus límites en una democracia que, no lo olvidemos, es representativa. Los gobernantes nos representan para aplicar el programa que les dio el triunfo electoral. Ante cada tema se estila consultar a los sectores interesados, pero eso se hace en las comisiones de las cámaras y de las juntas departamentales, en trámites que no suelen ser largos.
Esos trámites no impiden que se tomen decisiones que muchas veces están referidas a la ejecución de normas vigentes y a tareas de control. Por ejemplo, controlar las calles para evitar que se destrocen los contenedores de la basura o que sus entornos sean convertidos en vedaderos basurales en los que vecinos desaprensivos o inadaptados arrojan restos de poda y escombros, en tanto los hurgadores rompen las bolsas y desparraman sus contenidos, a pesar de que saben que lo que les será útil está en las bolsas naranja. Las fotos adjuntas hablan por sí solas, y una de ellas corresponde a un punto neurálgico de avenida Italia.
La gestión comunal capitalina tiene numerosos puntos a favor, pero en el ánimo de los montevideanos pesan mucho los negativos, porque están referidos a asuntos esencialmente municipales que hacen a la vida de todos los días: la basura -cuya recolección no termina de resolverse-, la siempre postergada reforma del transporte, el caos del tránsito al que nadie intenta ordenar (los inspectores sólo se ocupan de la patente), y la tristeza que ofrece la ciudad de noche por la mala iluminación, entre otros temas que no requieren la participación de la gente para resolverse. Alcanza con controlar el cumplimiento de las normas y que los funcionarios municipales hagan lo que deben hacer.
Hasta la próxima

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