lunes, 30 de abril de 2007

Un espacio vacío y muy apetecible

En el corto y mediano plazo Uruguay tiene varios y graves problemas para resolver: marginación, pobreza, cantidad y calidad del empleo, la caída de todos los niveles educativos, desarrollo de la investigación científica y de la innovación y el papel de las Fuerzas Armadas, entre los principales y más urgentes.
Pero hay uno tan grave como los anteriores, al que se le presta poca atención y que, incluso, pone en peligro nuestra identidad nacional y la independencia del propio país: el demográfico. Somos un país vacío, con unas ridículas tasas de natalidad y de crecimiento poblacional, con el agravante de que más de la mitad de los pocos niños que nacen lo hacen en medios sociales que no satisfacen sus necesidades básicas. O sea, reproducimos la pobreza y la indigencia.
La historia demuestra, sobre todo la de Europa desde épocas prehistóricas, que a los espacios vacíos, a la corta o a la larga, alguien los ocupa. Hace unos años, el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil dio el primer toque de atención, cuando sus campamentos se instalaron en varios puntos de la frontera y algunos de sus dirigentes hablaron de ocupar campos de este lado. Por eso, no es exagerado decir que peligra la propia identidad e independencia del país, pues los pobres del mundo se vuelcan en oleadas donde creen que pueden mejorar sus condiciones de vida. Además, tenemos un territorio casi todo apto para producir alimentos y con grandes reservas de agua. En definitiva, un espacio muy apetecible, con una superficie en la que en otros lados del mundo vive, y bien, diez, quince o veinte veces más población que la nuestra.
Lo anterior viene a cuento no sólo por ser un problema real, sino porque ya se sienten las consecuencias. Son varios los sectores que no encuentran mano de obra calificada, por lo que hay planes productivos que no se desarrollan o, simplemente, lo hacen con extrema lentitud: el forestal, el metalúrgico y el de la construcción es en los que se sufre más el problema. La inmigración y programas educativos que no tienen en cuenta la cambiante realidad figuran entre las causas de esta situación que está frenando un mayor crecimiento económico y social.
Creo que sobre estos temas es impriscindible iniciar un gran debate nacional y aportar soluciones. Trataré de tirar algunas ideas en futuras notas.
Hasta la próxima.

martes, 24 de abril de 2007

Cuando el mate es un peligro

Dicen que quien se quemó con leche llora cuando la ve. Hoy tuve motivos para acordarme del dicho. Iba en un ómnibus de la línea 370, sentado del lado del pasillo, cuando a un hombre que acababa de subir se le cayó una moneda que le había devuelto el guarda. Se agachó para recogerla, pero debajo del brazo izquierdo llevaba un termo que, con la inclinación, desparramó agua caliente sobre mi hombro. Era temprano, estaba fresquito y yo iba de campera, por lo que el incidente no tuvo mayores consecuencias. Meses atrás, sin embargo, en la misma línea de transporte, una joven cebaba un mate cuando una frenada brusca desvió el chorro de agua caliente hacia el brazo de una niña de cinco o seis años, que iba sentada a su lado. La quemadura no fue grave, aunque el llanto duró varios minutos. El guarda se levantó y le advirtió a la joven que estaba prohibido tomar mate en el ómnibus.
Ahora bien, si está prohibido ¿por qué muchos matean durante el viaje? ¿Por qué los guardas lo permiten? En ómnibus o en auto, el mate es un peligro para quien lo toma y para los pasajeros. En 1985, con la democracia recién recuperada, el diputado blanco Carlos Rossi viajaba por rutas de Canelones, sentado en la parte de atrás de un auto y tomando mate. El vehículo patinó, el conductor no pudo dominarlo, volcó y la bombilla atravesó el paladar de Rossi y se le incrustó en el cerebro. No haría falta decir que murió, pero conviene confirmárselo a quienes no conozcan o no recuerden el episodio. Conozco otros casos de accidentes o de frenadas que provocaron las roturas de los termos y quemaduras a los ocupantes de los autos; en uno de esos insucesos una amiga sufrió graves quemaduras y estuvo al borde de la muerte; sobrevivió, pero quedó con el rostro totalmente desfigurado.
Es habitual que en este país no se cumplan leyes, decretos y ordenanzas que se votan para recordar cosas que son de sentido común. Aun así, se violan. Lo que agrava esas violaciones es que nadie controla nada, ni nadie sanciona a los infractores. La mayor preocupación de los inspectores municipales es verificar si los automovilistas han pagado la patente. De cumplir una tarea educativa o de sancionar, ni hablar. Por eso se producen choques en esquinas con semáforos, muchos arriesgan su vida y las de los demás hablando por el celular mientras conducen, otros manejan alcoholizados y no pocos agarran la rambla, Propios o avenida Italia como pistas de carrera.
Pero volvamos al mate. En cualquier momento ocurrirá una desgracia irreparable, porque las condiciones están dadas. En este tema el control corresponde a choferes y guardas, y las empresas de transporte deberían recordárselo a sus trabajadores. No sólo para que se prohíban que se tome mate en los ómnibus, sino también para que impidan que se suba a ellos con el mate y el termo a la vista. Éstos deben ir en la matera o en un bolso adecuado, cosa de evitar que constituyan un peligro.
Por cierto, no voy a llorar cuando vea agua caliente. Por el contrario, seguiré tomando mate, pero nunca en un vehículo.
Hasta la próxima.

lunes, 23 de abril de 2007

El río Uruguay es mucho más que Fray Bentos

Tras la reunión de Madrid, el conflicto con Argentina parece encaminarse hacia una solución. Pero el arreglo no se concretará hasta después de octubre, o sea hasta que no pasen las elecciones en el país vecino. Los votos de Entre Ríos, y los de Gualeguaychú en particular, condicionarán cualquier salida. Como también lo harán posibles acontecimientos capaces de retornar la tensión a sus puntos más altos.
En este sentido, será fundamental lo que ocurra el próximo domingo, cuando los piqueteros hagan una marcha con asamblea sobre el puente y, según algunos de ellos, intenten llegar a la planta de Botnia. La República informó que la Policía de Fray Bentos se está entrenando de manera especial para ese día, que recibirá refuerzos de otros puntos del país y que se trazará una línea sobre el puente que nadie podrá traspasar. ¿Permitirá la Gedarmería argentina que los piqueteros marchen sobre el puente? Y si es así ¿los piqueteros aceptarán el límite establecido por la Policía uruguaya?
Setiembre también puede ser un mes difícil si Botnia comienza su producción. Este hecho ¿violaría el compromiso asumido en Madrid acerca de que las partes no harán nada que pueda agravar la situación? ¿Cae dentro de este rubro, para Argentina, el comienzo del funcionamiento de la fábrica?
Sea como fuere, a fin de año o en los primeros meses de 2008 habrá una solución. Como parte de ella se menciona que un organismo internacional supervisará la preservación del ambiente en la zona. No parece lo más adecuado que se brinde a representantes de otros países, posiblemente de grandes potencias, la posibilidad de inmiscuirse en nuestros problemas regionales.
Lo más lógico sería que Argentina y Uruguay, bilateralmente, en conjunto, comiencen de una vez por todas a tratar de resolver los graves problemas que afectan al río Uruguay. Y que en su mayor parte son responsabilidad de nuestros vecinos. En efecto, en las ciudades de la otra ribera prácticamente no se tratan las aguas cloacales, como sí se hace en varias del lado uruguayo. Los frigoríficos pesqueros de Concepción del Uruguay arrojan al río todos sus desechos industriales. Lo mismo hacen, en afluentes del río Uruguay cercanos a sus instalaciones, fábricas de Gualeguaychú. Aunque los piqueteros se llenen la boca con la defensa del ambiente, su ciudad es una de las más contaminantes de la zona. Estudios científicos argentinos han denunciado que las habituales mortandades de peces que se producen en esos cursos de agua, que desembocan en el Uruguay, se deben a la falta de oxígeno a raíz de los efluentes industriales sin tratamiento.
Y en ese trabajo habría que comprometer a Brasil (por fin una iniciativa de Larrañaga digna de ser tenida en cuenta), porque ese país es también un gran contaminador del río. Entre lo que más directamente nos afecta debe figurar el Cuareim, cuyas aguas tienen una alta toxicidad en varias épocas del año por lo agroquímicos que usan los arroceros brasileños.
Cuando el conflicto apenas comenzaba, como simple ciudadano le mandé un mail a Gargano sugiriéndole como estrategia considerar, en las negociaciones con Argentina, entonces a cargo de aquella comisión mixta de técnicos que no llegó a nada, el problema como un todo. Como "un todo" del río Uruguay. Creía, y sigo creyendo, que la mejor estrategia negociadora era decirle a los argentinos: "Muy bien, veamos si las plantas de celulosa contaminan o no, pero también veamos cómo están contaminando ustedes y lleguemos a soluciones globales para el río".
No sé si Gargano leyó mi mail, pero lo cierto es que el gobierno permitió que el problema se focalizase en Fray Bentos, a pesar de que es mucho más amplio y mucho más grave, y de que Argentina, la gran contaminadora del río, quedase como la campeona del ecologismo. Quizás ahora, con la tensión en baja, sea el momento de ir por ese lado.
Hasta la próxima.

domingo, 8 de abril de 2007

Una opinión sobre el conflicto con Argentina

Muy pocas veces, por no decir nunca, comparto las posiciones editoriales del diario El País. Hoy, domingo 8, es una de esas excepciones. Ante la escasa consideración que el gobierno parece otorgarle a las amenazas provenientes de Gualeguaychú, el artículo de opinión de El País me parece muy compartible -salvo en las valoraciones que al final hace de algunos ex gobernantes- y por eso lo reproduzco íntegro.
Ya truena
El conflicto con el gobierno argentino es el más grave que registra la accidentada historia de nuestras relaciones con la nación vecina, desde los fragorosos tiempos fundacionales de estos países platenses. En aquella sazón, el gobierno de Buenos Aires, a fin de preservar sus intereses económicos y su tutoría institucional respecto de las provincias del vasto territorio heredado de la metrópoli, amenazados por los proyectos y la influencia de Artigas en varias de ellas, gestionó y obtuvo la intervención militar de un poderoso ejército portugués, para aplastar al Protector de los pueblos libres. Para salvar sus privilegios, decretó así la amputación de una de las más ricas zonas del territorio virreinal y su sometimiento humillante a la ocupación extranjera. Doce largos años duró el dominio de Montevideo por las tropas lusitanas y brasileñas, recién retiradas -estas últimas- el 1° de mayo de 1829.
Frente a este drama histórico, que el país superó a un costo de miles de muertos y de incontables sacrificios, la peripecia actual todavía es de menor cuantía. Pero, por el contrario, no lo es si la comparamos con los largos períodos de relaciones correctas y hasta amistosas y aún con los de acentuado deterioro de las mismas, en los tiempos del canciller argentino Estanislao S. Zeballos (1907-1908) y de la segunda presidencia de Perón (1951-1955).
Por un choque de poderosos intereses económicos -entre las obsoletas industrias papeleras argentinas y la que Botnia está terminando de instalar en Fray Bentos- desde hace un año largo estamos sometidos a la incomunicación terrestre con el país vecino, lo que ha causado muy graves daños a nuestra economía. El bloqueo de los puentes, además, era en principio discontinuo pero tiende a hacerse permanente. Dicho bloqueo lo ejecuta una patota de habitantes de Gualeguaychú que, so capa de defender el sacrosanto medio ambiente, son financiados, se supone fundadamente, por quienes, con sus anacrónicas papeleras, más dañan el ambiente y las aguas de los ríos argentinos. Contradicción grotesca, que sería para tomar a la chacota si no se tratara, de un asunto tan grave. Todo esto es por demás sabido, como también lo es que atrás de los piqueteros, tolerándolos con desenfado y alentando así su agresión prepotente al Uruguay, está el mismísimo gobierno argentino, con su presidente al frente. Basta recordar que nos demandó ante la Corte de La Haya, para no dudar de que tiene muy bien puesta la camiseta de su industria del papel.
Todo esto debiera concluir cuando la planta finlandesa comience a funcionar, dentro de unos meses, y se verifique que sus efectos contaminantes son mínimos o inexistentes. Pero ocurre que la violencia de los piqueteros, por lo menos en el plano verbal, va "in crescendo". En estos días se han registrado amenazas de usar la fuerza física para alcanzar su objetivo. Y hasta se ha invocado la fecha negra de 11 de septiembre, para asustarnos con la posibilidad de un atentado que paralice a la planta de Botnia. Ni los uruguayos somos gente de amedrentarnos ni estos iracundos entrerrianos están, por sí solos, en condiciones de traducir en hechos sus bravatas. Pero, atrás de ellos, están sus cotizantes, que disponen de mucho dinero y bien que lo utilizan en pro de sus intereses. A la vista está. Y, a su lado, con ningún disimulo y con intenciones "non sanctas", está el mismísimo gobierno argentino, capaz de grandes desatinos, como el que perpetró al permitirle a Chávez que vomitara en Buenos Aires sus insultos contra Bush.
Que el "señor K" propicie un atentado contra la empresa finlandesa no parece razonable ni es lo más probable. Pero sería muy torpe, de nuestra parte, confiar en la razonabilidad de un hombre que ha demostrado carecer de ella y que acostumbra no utilizar, en sus actos de gobernante, la prudencia ni el comportamiento diplomático que es propio del relacionamiento entre los países civilizados. En tales condiciones, nuestro gobierno debe estar preparado para lo peor, lo que significa tener analizadas todas las posibilidades de agravamiento del conflicto, así como los eventuales cursos de acción que, en tales supuestos, podrían adoptarse. A tal fin, contando nuestro país, por fortuna, con tres ex presidentes y cuatro ex cancilleres de probada jerarquía y experiencia -Sanguinetti, Lacalle, Batlle, Iglesias, Gros Espiell, Abreu y Opertti-, debiera evaluar con ellos la gravísima situación, pues la tormenta está próxima. Ello, sin perjuicio de que, en Madrid, nuestros negociadores extremen sus esfuerzos por alcanzar un acuerdo que parece lejano, pero que es imperioso no descartar.

viernes, 6 de abril de 2007

Gargano ¿dónde estás?



Eran otros tiempos; no muy lejanos, pero se recuerdan como difuminados


Botnia caerá como las Torres Gemelas
Cruzaremos el puente y destruiremos Botnia a martillazos, de la misma forma que cayó el muro de Berlín
Ex carapintadas se ofrecen a los piqueteros de Gualeguaychú para destruir la fábrica de Botnia
Estos son los títulos de estos días acerca del conflicto con Argentina. El gobierno de Kirchner permanece impasible ante estas amenazas. Pero no ante los piquetes que perjudican su turismo interno. Así, se asesina a un docente en Neuquén que reclamaba mejor salario en una ruta que va hacia Bariloche.
Ahora se anuncia que diez mil piqueteros cruzarán el puente el domingo 15 y se dirigirán hacia Botnia. ¿Para materializar sus comparaciones con las Torres Gemelas y el muro de Berlín?
La situación es explosiva y en extremo peligrosa. Pero el gobierno uruguayo permanece en silencio. No me gustó cuando se ordenó al ejército custodiar Botnia, pero ahora no me cabe duda de que es una medida necesaria. Estamos ante una verdadera y riesgosa crisis en las relaciones con Argentina.
Se torna imperioso que se pregunte al gobierno de Kirchner qué piensa hacer ante las amenazas que surgen de Gualeguaychú. Que se lo interrogue acerca de qué hará ante el anuncio de que diez mil personas intentarán cruzar el puente en los próximos días.
Y si no lo hace el gobierno, que lo hagan los medios. Que llamen a la Cancillería argentina o al parlanchín y desubicado embajador de Kirchner en Uruguay. Todos los uruguayos tenemos derecho a conocer cuál será la actitud del gobierno argentino ante un grupo que anuncia violencia contra un país vecino (el nuestro) y que se arroga la conducción de su política exterior.
El tema debe de ser planteado ante los organismos del Mercosur, la OEA y Naciones Unidas. Porque si el gobierno argentino no está dispuesto a impedir esa marcha, debe saber que Uruguay no permitirá que esos piqueteros entren a su territorio. ¿O sí? En todos los ámbitos internacionales sería necesario advertir que la frontera estará cerrada (¿o no?) para gente que ha anunciado estar dispuesta a cruzar el río con fines delictivos. El que avisa no es traidor.
La situación es lo suficientemente grave como para que el gobierno diga y haga algo ya.
Hasta la próxima.