Jorge Larrañaga, presidente del Directorio del Partido Nacional y candidato presidencial mejor posicionado, según las encuestas, para disputarle el poder al Frente Amplio en 2009, se entrevistó en Buenos Aires con el ex presidente del gobierno español, José María Aznar, del ultraderechista Partido Popular (PP).
Según las informaciones brindadas por la prensa, Larrañaga acordó con Aznar un acercamiento entre sus respectivos partidos y que militantes blancos participen en los seminarios que organiza la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, entidad que preside Aznar y que está íntimamente vinculada al PP. Además, ambos líderes, resaltaron las afinidades ideológicas que los unen. ¿Cómo puede hablarse de afinidades ideológicas entre ambos?
Según las informaciones brindadas por la prensa, Larrañaga acordó con Aznar un acercamiento entre sus respectivos partidos y que militantes blancos participen en los seminarios que organiza la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, entidad que preside Aznar y que está íntimamente vinculada al PP. Además, ambos líderes, resaltaron las afinidades ideológicas que los unen. ¿Cómo puede hablarse de afinidades ideológicas entre ambos?
La noticia es sorprendente, dado que Larrañaga se declara wilsonista. Wilson Ferreira Aldunate, en su recordada gestión en el Ministerio de Ganadería y Agricultura, en su también memorable oposición al pachequismo, en el exilio (donde tanto luchó por la libertad de Seregni y de todos los presos políticos, la inmensa mayoría frenteamplistas y, por lo tanto, adversarios políticos suyos) y tras su retorno al país quiso llevar al Partido Nacional a posiciones de centro-izquierda y de irrenunciable defensa de la libertad y de la moral pública.
¿Cómo puede un wilsonista aliarse a un partido extranjero que tiene las siguientes peculiaridades?
1) Ser la continuación, teóricamente "civilizada", del franquismo.
2) Ser, junto con George W. Bush y Tony Balir, uno de los principales impulsores de la guerra de Irak. "Créanme -dijo Aznar, muy suelto de cuerpo, por una cadena de televisión española pocos días antes de la invasión al país asiático- que Irak tiene armas de destrucción masiva". En una de las fotos de arriba se ve a Blair, Bush y Aznar en las islas Azores, en marzo de 2003, cuando decidieron iniciar la invasión a Irak dos días después.
3) Ser un partido mentiroso, al sostener, por razones electorales, que ETA fue la autora de los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004. Así le fue en las elecciones generales, tres días después, al descubrirse la gran farsa. A pesar de las pruebas obtenidas en las investigaciones policiales y judiciales, el aznarismo insiste, aún hoy y en total soledad, en que fueron los separatistas vascos quienes pusieron las bombas en los trenes.
4) Ser un partido corrupto, al servicio, sobre todo, del sector inmobiliario. En las comunidades autónomas y municipios gobernados por el PP se suceden en cadena los escándalos de recalificaciones de terrenos rurales, convertidos en urbanos, en beneficio de dirigentes del PP o de empresarios inmobiliarios allegados a ese partido. La maniobra es muy simple: un terreno rural tiene cierto valor, pero si se lo declara urbano vale cuatro o cinco veces más. Así, se han destrozado parajes rurales y la costa mediterránea en comunidades autónomas gobernadas por el PP, como la valenciana y la murciana. A tal punto, que la Unión Europea ha exigido que se deroguen leyes regionales que atentan contra el ambiente y que sólo benefician a algunos empresarios vinculados al PP o a sus dirigentes. Los casos a resolución de la justicia, en este sentido, son muchos.
5) Ser un partido antidemocrático y provocador de la crispación institucional. La oposición del PP, desde que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al gobierno, se caracteriza por un lenguaje soez, lleno de insultos, descalificaciones y mentiras. El ejemplo más acabado de esta actitud es la posición del PP ante las negociaciones de paz que emprendió el gobierno español con ETA. Acusó de traición al Ejecutivo socialista por negociar con la organización armada, sin recordar que Aznar no sólo hizo lo mismo, en 1998 y 1999, sino que tuvo conversaciones con ETA más profundas e intensas que las que en 2006 impulsó Rodríguez Zapatero. España quiere la paz y el fin de las acciones de ETA, pero parece que el PP no acepta que ese objetivo lo alcancen sus adversarios políticos, y que prefiere que la organización vasca siga matando hasta que sea el mismo PP el que logre la paz, si retorna al poder. Los esfuerzos de todos los partidos democráticos, para que las gestiones de paz fuesen asumidas como una cuestión de Estado, chocaron con la oposición y las mentiras del partido de Aznar.
6) Ser un partido ineficaz en su gestión. El PP dejó a España en un período de fuerte crecimiento económico, pero éste se basó en los factores internacionales favorables, que imperan desde hace varios años, y en el incremento de la actividad inmobiliaria sustentada en la especulación y la corrupción. Pero en otros planos, la moderna derecha franquista fue de una ineficacia aterradora, que pretendió justificar en imaginarias culpas de otros: el derrame del petrolero Prestige en noviembre de 2002, la contratación de obsoletos aviones rusos para el transporte de militares asignados a fuerzas de paz de la ONU (62 soldados murieron al caer uno de ellos, en mayo de 2003), y la construcción del tren de alta velocidad Madrid-Zaragoza, realizada sobre terrenos de yeso cuya textura provocó varios desmoronamientos; por esta causa, en esos trechos el ferrocarril circula a 200 km por hora, cuando podría hacerlo a 400. Las tierras expropiadas para esta obra eran, claro, de allegados al PP. Ejemplos de fracasos en la gestión y de negociados, abundan.
Con este partido y con esta gente, Larrañaga pretende establecer una alianza. ¡Qué opción para 2009! Wilson debe de estar dando vueltas en su tumba.
Hasta la próxima.
¿Cómo puede un wilsonista aliarse a un partido extranjero que tiene las siguientes peculiaridades?
1) Ser la continuación, teóricamente "civilizada", del franquismo.
2) Ser, junto con George W. Bush y Tony Balir, uno de los principales impulsores de la guerra de Irak. "Créanme -dijo Aznar, muy suelto de cuerpo, por una cadena de televisión española pocos días antes de la invasión al país asiático- que Irak tiene armas de destrucción masiva". En una de las fotos de arriba se ve a Blair, Bush y Aznar en las islas Azores, en marzo de 2003, cuando decidieron iniciar la invasión a Irak dos días después.
3) Ser un partido mentiroso, al sostener, por razones electorales, que ETA fue la autora de los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004. Así le fue en las elecciones generales, tres días después, al descubrirse la gran farsa. A pesar de las pruebas obtenidas en las investigaciones policiales y judiciales, el aznarismo insiste, aún hoy y en total soledad, en que fueron los separatistas vascos quienes pusieron las bombas en los trenes.
4) Ser un partido corrupto, al servicio, sobre todo, del sector inmobiliario. En las comunidades autónomas y municipios gobernados por el PP se suceden en cadena los escándalos de recalificaciones de terrenos rurales, convertidos en urbanos, en beneficio de dirigentes del PP o de empresarios inmobiliarios allegados a ese partido. La maniobra es muy simple: un terreno rural tiene cierto valor, pero si se lo declara urbano vale cuatro o cinco veces más. Así, se han destrozado parajes rurales y la costa mediterránea en comunidades autónomas gobernadas por el PP, como la valenciana y la murciana. A tal punto, que la Unión Europea ha exigido que se deroguen leyes regionales que atentan contra el ambiente y que sólo benefician a algunos empresarios vinculados al PP o a sus dirigentes. Los casos a resolución de la justicia, en este sentido, son muchos.
5) Ser un partido antidemocrático y provocador de la crispación institucional. La oposición del PP, desde que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al gobierno, se caracteriza por un lenguaje soez, lleno de insultos, descalificaciones y mentiras. El ejemplo más acabado de esta actitud es la posición del PP ante las negociaciones de paz que emprendió el gobierno español con ETA. Acusó de traición al Ejecutivo socialista por negociar con la organización armada, sin recordar que Aznar no sólo hizo lo mismo, en 1998 y 1999, sino que tuvo conversaciones con ETA más profundas e intensas que las que en 2006 impulsó Rodríguez Zapatero. España quiere la paz y el fin de las acciones de ETA, pero parece que el PP no acepta que ese objetivo lo alcancen sus adversarios políticos, y que prefiere que la organización vasca siga matando hasta que sea el mismo PP el que logre la paz, si retorna al poder. Los esfuerzos de todos los partidos democráticos, para que las gestiones de paz fuesen asumidas como una cuestión de Estado, chocaron con la oposición y las mentiras del partido de Aznar.
6) Ser un partido ineficaz en su gestión. El PP dejó a España en un período de fuerte crecimiento económico, pero éste se basó en los factores internacionales favorables, que imperan desde hace varios años, y en el incremento de la actividad inmobiliaria sustentada en la especulación y la corrupción. Pero en otros planos, la moderna derecha franquista fue de una ineficacia aterradora, que pretendió justificar en imaginarias culpas de otros: el derrame del petrolero Prestige en noviembre de 2002, la contratación de obsoletos aviones rusos para el transporte de militares asignados a fuerzas de paz de la ONU (62 soldados murieron al caer uno de ellos, en mayo de 2003), y la construcción del tren de alta velocidad Madrid-Zaragoza, realizada sobre terrenos de yeso cuya textura provocó varios desmoronamientos; por esta causa, en esos trechos el ferrocarril circula a 200 km por hora, cuando podría hacerlo a 400. Las tierras expropiadas para esta obra eran, claro, de allegados al PP. Ejemplos de fracasos en la gestión y de negociados, abundan.
Con este partido y con esta gente, Larrañaga pretende establecer una alianza. ¡Qué opción para 2009! Wilson debe de estar dando vueltas en su tumba.
Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario