El INAU hace bien en controlar si ese desagradable personaje que es el peluquero Roberto Giordano hace o no trabajar a menores en sus desfiles. Qué lástima que un procedimiento que debería ser de rutina se transforme en algo mediático que desvela a periodistas y medios para los cuales la tilinguería es noticia.
Qué lástima que para el INAU no sea rutina controlar qué pasa en los boliches de la Barra de Maldonado, principalmente, y en otros de la costa, donde los menores consumen alcohol, drogas y revientan las madrugadas con desbordes de todo tipo.
Qué lástima que para el INAU no sea rutina controlar a los niños que duermen en las calles o trabajan lavando parabrisas, haciendo malabarismos en las esquinas de Montevideo o mendigando.
Qué lástima que para el INAU no sea rutina controlar a los niños que no van a la escuela.
Qué lástima que para el INAU no sea rutina controlar a los padres de los niños de la calle.
Qué lástima que el INAU de un gobierno de izquierda arme tanta alharaca en defensa de los derechos de unas niñas de familias que pueden veranear en Punta del Este, pero en cambio apenas se le vea cuando se trata de defender los derechos de los menores indigentes.
Qué lástima que el INAU tenga las prioridades que parece tener.
¡Qué lástima!
Hasta la próxima
1 comentario:
Pah.....que lindo garrotazo pegaste!!!!
Me encantó...Que noche Teté!!!!
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