martes, 27 de febrero de 2007

El secreto como instrumento de gobierno


El sábado 24, en el suplemento Qué Pasa del diario El País, Gabriel Sosa presenta una muy interesante nota sobre las consecuencias de una lamentable y disparatada obra de la dictadura: el intento de desecar los bañados de Rocha a través del canal Andreoni que desemboca en la playa de La Coronilla. Ésta era una de las mejores playas oceánicas uruguayas, con un gran futuro tal como lo previeron quienes invirtieron en la zona y levantaron un importante complejo hotelero. Pero no contaron con los inefables dictadores uruguayos, que con su obra destruyeron la playa y condenaron a la pobreza a los habitantes del pequeño pueblo que de ella vivía.

Hay proyectos, que no terminan de cuajar, para volver las cosas a su lugar y recuperar a La Coronilla. El periodista quiso informar al respecto, y en nota aparte explica la odisea que debió sufrir por oficinas del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y de su Dirección de Hidrografía. En síntesis, tras tenerlo como perro en cancha de bochas, mandándolo de una oficina a otra, las autoridades terminaron negándole la información. Sosa, entonces, armó el artículo central con testimonios de vecinos, documentos y el recuerdo de una historia más o menos conocida.

Es bastante común, lamentablemente, que a los periodistas (o a cualquier persona interesada en un tema) las autoridades le nieguen la información. Esto no es de ahora, sino que viene de bastante atrás. El secreto es la norma en los asuntos más simples y menos sensibles que uno pueda imaginar. Con él, la autoridad ejerce su poder y lo demuestra. Y con el secreto se crea una minúscula casta de "iniciados", de tipos que "están en la pomada", por un lado, mientras que detrás del mostrador está la masa a la que hay que mantener en la ignorancia para que no moleste.

¿Dónde están las tan mentadas transparencia y democracia participativa? No están, simplemente no están. En las dos legislaturas anteriores, el ex diputado Daniel Díaz Maynard presentó un proyecto de habeas data, o sea la acción dirigida a garantizar el principio de publicidad, que autoriza a cualquier persona a solicitar información y obliga a la autoridad a proporcionarla. El ex legislador frenteamplista no tuvo suerte, pero en cambio se sancionó la ley 17.838, del 24 de setiembre de 2004, que estableció el habeas data para los informes comerciales. En resumen, sólo se permite al ciudadano requerir la información económica y financiera que se refiere a sí mismo, pero no se garantiza el acceso a la información relativa al Estado y a las empresas que contratan con él o son beneficiarias de concesiones, ni a los planes y documentos que existan con referencia a cualquier problema de interés público.

En una democracia madura y sólida, en la que hay conciencia que los gobernantes y los funcionarios son los empleados de todos nosotros, los únicos secretos admisibles son los relativos a la defensa nacional y las relaciones exteriores, pero únicamente a los efectos de no exponer al país ante un eventual enemigo y de no entorpecer negociaciones que estén en curso. Cuando esto no ocurra, ni esos temas deberían ser secretos.

Que esto no se entienda, o no se quiera entender, es la causa de la tormentosa relación entre los periodistas y el poder, sea éste del pelo que sea.

Cuando triunfó el Frente Amplio pensé que el proyecto de Díaz Maynard sería reflotado, pero hasta ahora no ha pasado nada. ¿No será que el habeas data sirve cuando se es oposición, pero no cuando se es gobierno? Si se piensa que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas se niega a informar sobre sus proyectos para recuperar una playa, como si se tratase de un tema militar en el que le va la vida al país, la respuesta a esa pregunta es obvia.

Hasta la próxima.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bastante grave en Uruguay el problema de la falta de disposición a brindar información del Estado por parte de los funcionarios. Ahora no se si se debería atribuir la responsabilidad sólo a las autoridades. Gran parte del problema son los propios burócratas que son inamovibles, inservibles y que además tienen asumidas las prácticas autoritarias como parte de su rol.

Otro problema es la escasa información disponible en internet, que también tiene que ver con la incompetencia de los funcionarios. Para mi el gran problema es que no se los pueda echar por incompetentes.

Carlos López Matteo dijo...

Te doy la razón en todo. Y agrego: muchas de las páginas web oficiales son meramente institucionales, informan sobre los nombres de las autoridades, pero nunca se actualizan ni dan la posibilidad de que la gente entre para hacer consultas, sugerencias, pedidos o denuncias. Hasta hace unos meses, no sé ahora, era así la página de la OSE

EmilioMarMura dijo...

Durante el anterior período de gobierno me dediqué a publicar, en el diario para el cual trabajaba (en Florida), lo que en la dictadura se conocía como decretero y que, en los papeles, no es más que la recopilación de actas semanales del intendente. Como desde la Intendencia no se permitía el acceso, tenía que ir hasta la Junta Departamental, hasta donde llegaban con un retrazo de quince dias o un mes. Ahí me sentaba horas, mirando una por una a ver si pescaba algo. En realidad el intendente no tiene la obligación de enviar las actas a la Junta, pero por una cuestión de rigor se hace desde décadas atrás, aún siendo la Junta Departamental una Junta de Vecinos. Una vez que empecé a publicar el contenido de algunas actas, automáticamente se terminó el envío. Recuerdo estar en los suspiros del 2004 viendo que la última en ser enviada estaba fechada en marzo o abril de ese año.
Las actas tienen por lo menos un resumen de todo (absolutamente todo) lo que firma el intendente. Desde la aprobación de un gasto millonario o ridículo y la orden para tranzar en una instancia judicial, hasta el visto bueno para 'donar' bloques, chapas o lo que sea a algún ciudadano, aún no haya un informe de un asistente social que indique que realmente necesita lo que la Intendencia le dona.
En marzo y abril, cuando arrancaba la vorágine electoral junio-octubre 2004 y mayo 2005, las actas no pudieron verse.
Ahora me toca estar en ambas veredas y puedo celebrar, si es que da para hacerlo, que las actas reaparecieron, siendo entregadas en tiempo y forma no sólo a la Junta Departamental, sino a todo aquel periodista que las solicite. Semanalmente caen en mi mail decenas de actas en un archivo de sólo lectura.
Pero resta mucho... estoy en la pugna por conseguir algo que tecnológicamente Florida puede hacer como ningún otro departamento de Uruguay. La Intendencia tiene actualmente integrado a su administración el sistema de expediente electrónico (¡¡prácticamente eliminó el papel!!), con firmas electrónicas certificadas incluídas. Hoy en día cualquier hijo de vecina puede consultar en la página web de la IMF qué etapas ha pasado o dónde está tal o cual expediente. Mi intención es que no sea sólo eso, pues también debe poder verse el contenido, con la salvedad -claro está- de aquellos expedientes que requieran un eventual y transitorio secreto por causas judiciales... del resto no veo motivos para que así no sea.
Sigo en esas vueltas, pero me parece que va a tardar en aparecer la voluntad para concretarlo. Los argumentos que me han dado no me convencen.

Carlos López Matteo dijo...

Lo que contás es un gran avance respecto al resto del país. Lo tuyo, en Uruguay, tiene ribetes heróicos. ¿Qué argumentos te dan para no publicar el contenido?

EmilioMarMura dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EmilioMarMura dijo...

no digo que sea un argumento de una pobreza franciscana, pero sí bastante raquítico: cualquier ciudadano podría seguir el transcurso de las decisiones o informes de una oficina u otra antes de una resolución final del intendente o la secretaría general (como se sabe, en oportunidades se toma una decisión en un área, pero posteriormenete puede volver y ser revocada, especialmente por bestialidades de aspecto técnico legal)... en síntesis, sobre esa posible situación en los expedientes, dicen temer que los ciudadanos interesados en verlos se guíen por esas decisiones o informes transitorios, o que recusen antes de que el expediente termine completamente su curso y haya una expedición final...
También hay otro argumento que algunos funcionarios manejan en la interna, de la talla de: '¿por qué cualquiera va a poder ver, por ejemplo, si estoy recibiendo compensaciones o si estoy tramitando algo internamente?'... (¡¡porque sos un empleado público, hermano!!!)
Aclaro: el contenido no está disponible en el expediente elctrónico. Pero, de pedirlos, la IMF da la posibilidad de acceder al respaldo papel de los expedientes. Ya me ocurrió. Me habilitaron a ver uno que involucraba a una funcionaria con trascendente rol en Hacienda, referido a la adjudicación de una compra de pinturas a la empresa de su hijastro, cuando la empresa de éste estaba en una tercer lugar en el llamado a precios... Me habilitaron a ver el expediente, pero cuando fueron a buscarlo notaron que éste había desaparecido (en ese momento todavía no estaba corriendo el archivo electrónico)... casualmente el último lugar donde estuvo el expediente por última vez fue en la oficina de la mujer involucrada... cosas raras.. ¡¡¿qué le vamos a hacer?!!!