jueves, 8 de febrero de 2007

Una polarización indeseable

Cabe pedir disculpas: en el artículo anterior, sobre la base de las primeras versiones de prensa, se afirmaba que Bush sólo visitaría Uruguay, aunque el viaje podría extenderse a Chile. Antes de escribir se debió consultar la página web de la Presidencia, en la que se informa que Bush realizará una gira por México, Guatemala, Colombia, Brasil y Uruguay.
Con esta precisión oficial, las hipótesis en torno a por qué viene Bush a Uruguay, mejor dicho a América del Sur, se reducen a una: Venezuela. Ante el progresivo agravamiento de las relaciones entre Estados Unidos y el gobierno de Hugo Chávez, el inquilino de la Casa Blanca no perderá la oportunidad de intentar una erosión en los vínculos que mantienen Brasil y Uruguay con Caracas. Hallará terreno fértil, porque Lula está cada vez más molesto con Chávez, tanto por su respaldo a medidas de Evo Morales que perjudican a Brasil, como por no compartir su proyecto político para el Mercosur. En el caso uruguayo, es muy claro que Tabaré Vázquez se ha distanciado del estilo avasallante -por momentos de una insólita grosería disfrazada de sinceridad- de Chávez. Además, la chequera del venezolano no acompaña la generosidad que anuncian sus discursos. Lo saben bien PLUNA y los una y otra vez postergados planes respecto a la refinería de ANCAP.
Bush, sin duda, pedirá a Lula y a Tabaré prudencia en las relaciones con Chávez y, quizás, hasta un enfriamiento de las mismas. Las contrapartidas para Brasil serán un nuevo impulso comercial (Lula avanza, aunque con gran discreción, hacia una especie de tratado de libre comercio con Estados Unidos) y hacia una alianza con ese país, de gigantescas perspectivas, en el sector de los biocombustibles.
A Uruguay, Bush ofrecerá inversiones, mejoras en el relacionamiento comercial (ya se habla de mayores cuotas para ciertos cortes de carne) y un aumento de la llamada ayuda estadounidense. En este sentido, ayer la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, dijo ante el Congreso que se incrementarán los montos de esa ayuda a Uruguay y otros países latinoamericanos.
Que Argentina quede de lado en la gira confirma que el viaje de Bush apunta a Venezuela. El estadouniense sabe que con Kirchner no puede contar: Chávez ha comprado una buena cantidad de bonos argentinos, lo cual sirvió para aliviar las finanzas del país vecino, y ha realizado importantes inversiones en Argentina. Por otro lado, hoy Kirchner se puso firme ante la presión de Washington contra las reticencias de la Cosa Rosada a vender a un fondo de inversión esadounidense una empresa de electricidad.
La visita a Colombia completa el panorama. Esta nación es vital para tender un cerco en torno a Chávez, y las diferencias entre éste y Álvaro Uribe son notorias. Además, la presencia militar estadounidense en Colombia, con la excusa del combate al narcotráfico, es muy importante. La visita de Bush a Bogotá servirá para recordarle a Chávez ese factor.
Lo preocupante de todo esto es la polarización en la que puede caer América del Sur. Sería lamentable que las únicas opciones fuesen el genocida y destructor del derecho internacional llamado George W. Bush, o el populista, autoritario y nuevo rico llamado Hugo Chávez. Otro camino, que no tiene por qué ser el del medio, debe haber. Bachelet, Lula y Vázquez son los que están en mejores condiciones de descubrirlo.

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