viernes, 11 de mayo de 2007

Cuando la televisión es una basura

Las declaraciones de Jorge Denevi, director de la Comedia Nacional, respecto a algunos programas que se emiten en canales privados, han levantado una gran polémica. Dijo Denevi en Radio Sarandí: "Lo lamentable es que se pone gente que no vale un pepino como los que aparecen en el programa de Tinelli. Lo peor es que se permita esto en Montevideo. Yo no soy gobernante, no tengo la menor idea. Yo no puedo decirlo pero yo no lo permitiría. Yo creo en la censura. Creo que hay cosas que no deben admitirse".
Son por cierto declaraciones infelices que, conociendo la trayectoria de Denevi, permiten suponer que, quizás, no se ajusten a su real pensamiento y son fruto de la improvisación del momento. Pero ellas reflejan la preocupación de mucha gente en torno a los programas "basura" que ofrece la televisión privada capitalina.
¿Qué hacer ante porquerías como los programas de Tinelli, Gran hermano y otros en los que imperan la grosería, la chabacanería y hasta la violación de los derechos humanos al presentar como verdaderos idiotas a algunos participantes? La censura no es, de ninguna manera, la mejor solución. ¿Quién cenura? ¿Y quién censura o controla a los censores?
Me gusta la idea expresada por Carlos Maggi en la tertulia de El Espectador, relativa a crear una pequeña comisión de intelectuales y artistas que determine qué programas merecen ser estimulados, por ejemplo con exoneraciones impositivas, y cuáles deberían pagar altas sumas para ser emitidos. Además, determinando en qué horario pueden ser difundidos.
El Estado controla (o por mandato legal debería hacerlo) la calidad de los alimentos, de los medicamentos, de las prestaciones de las mutualitas y de los servicios de transporte, entre otras actividades que están sujetas a regulaciones en beneficio del público. ¿Por qué las manifestaciones culturales escapan a todo control?
La libertad de expresión (que obviamente debe protegerse y defenderse) es la principal cortapisa a la hora de abordar este tema. Pero hay algunos elementos que se olvidan.
Las empresas que emiten programas "basura" usan ondas que son públicas, del Estado, de todos nosotros. Entonces, debería exigírseles un mínimo de responsabilidad. Pueden hacer un negocio razonable con esas ondas públicas, pero no pueden idiotizar a la gente con enlatados de pésima calidad para aumentar desmesuradamente sus ganancias. Si usan ondas que son del Estado, se les puede exigir un mínimo de responsabilidad social, de compromiso con ciertos valores cultuales y con los artistas y creadores nacionales. Si quieren emitir programas chabacanos y en los que la dignidad humana importa poco, que lo hagan pero en horarios que no afecten a niños y jóvenes y pagando altos impuestos que pueden destinarse, por ejemplo, a fomentar las manifestaciones artísticas uruguayas.
En tiempos de globalización y desculturización, la "caja boba" que funciona con ondas que son de todos no puede quedar al arbitrio de empresarios que sólo buscan optimizar sus ganancias de cualquier manera. Deberían existir exigencias en defensa de los valores culturales. Y a quien no acepte ese mínimo que se le retire la concesión de la onda y se llame a licitación para otorgársela a otro, sobre la base de que deben cumplirse determinados parámetros de calidad.
Quizás sea la forma de empezar a revertir décadas de concesiones de ondas realizadas con criterios de amiguismo político.
Hasta la próxima.

2 comentarios:

CALM dijo...

Buenísimo.

Javier dijo...

es la primera vez que veo que alguien recuerda que las ondas de los canales son propiedad del Estado. Justamente el dia de la entrevista en Radio Sarandi con Denevi les envié un mensaje en este sentido a los conductores del programa, pero dudo que lo hayan leído. (por lo menos ese dia no lo hicieron)
Las radios y canales no son un vehículo para que sus dueños se enriquezcan. Si quieren hacer plata emitiendo basura tienen que vender esos programas en DVD y que la gente los compre en el supermercado. Por suerte la tecnología permitirá en breve una multiplicidad de canales de airey cable, aunque dudo que se destruya el oligopolio tan facilmente