martes, 13 de marzo de 2007

Por una nueva Tercera Posición

El sábado 10, como lo hago casi todos los sábados, sintonicé Tímpano, el programa de Daniel Viglietti por El Espectador. Lo dedicó a repudiar la vista de Bush a través de varias canciones de autores latinoamericanos, estadounidenses contestatarios y con alguna propia. Con todas esas letras me sentí plenamente identificado, porque ellas reflejaban verazmente los males y sufrimientos que el imperialismo yanqui ha desparramado, y desparrama, por nuestro continente y el mundo.
Horas después habló José Mujica y también compartí lo que dijo. Palabra más, palabra menos, expresó que como gobernante debía dejar de lado sus sentimientos porque recordaba que cada fin de mes los uruguayos teníamos que pagar nuestras cuentas y que cada día debíamos comer. Por eso, se olvidaba de sus sentimientos y procuraba vender a Estados Unidos todo lo que se le pudiera vender.
Max Weber se habría hecho un festín con la situación del gobierno uruguayo, al verlo aplicar su famosa distinción entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Con acierto, Tabaré Vázquez optó por la ética de la responsabilidad, aunque Bush y el imperialismo no sean santos de su devoción.
Pasaron las horas, y entonces escuché a Chávez en Buenos Aires y al otro día en Nicaragua. Es obvio que coincido, en lo esencial, con su discurso antiimperialista. Pero no quiero el modelo de Chávez para Uruguay, ni para América Latina. No quiero presidentes vitalicios, autoritarios, violadores de los derechos humanos, demagogos y que, en gran medida, basan su poder en los altos precios del petróleo y en masas vociferantes, irracionales y manipuladas, por más que esas masas representen las más que seculares humillaciones, frustraciones, miserias y desesperanzas que padecen las grandes mayorías de este continente. Porque el camino de Chávez ya fue varias veces recorrido, aunque quizás con menos ruido, en la historia latinoamericana y siempre terminó en nuevas frustraciones y/o dictaduras.
No entiendo, después de lo que pasó y de lo que se sufrió en este país, cómo puede haber izquierdistas enamorados del modelo de Chávez. El autoritarismo nunca puede ser de izquierda. Por eso, nunca consideré como regímenes de izquierda a los de la Unión Soviética y de China Popular. Ni al de Cuba, desde que se convirtió en un sistema de partido único.
Como lo pensaba el 8 de febrero, cuando en esta página escribí el artículo titulado Una polarización indeseable, no creo que Chávez sea el espejo para mirarse en busca de una salida independiente y justa. Y tampoco, por supuesto, Estados Unidos.
Cuando el mundo era bipolar -Estados Unidos y la Unión Soviética-, en Uruguay tenía mucha fuerza en la izquierda la llamada Tercera Posición. Anarquistas e izquierdistas independientes eran sus abanderados. Los socialistas oscilaban entre el tercerismo y el prosovietismo. La Tercera Posición no era prescindente y no se limitaba a rechazar dos modelos indeseables, sino que hacía un intenso esfuerzo de reflexión en pos de un tercer camino: de ahí su nombre. El autoritarismo uruguayo, iniciado durante el gobierno de Pacheco Areco, fue uno de los impulsores, sin quererlo, de la unidad de la izquierda y de la creación del Frente Amplio. Muchos dijeron: la Unión Soviética está muy lejos, pero el imperialismo yanqui está aquí nomás, y casi toda la izquierda aceptó una coalición en la que participase el Partido Comunista, fiel ejecutor, entonces, de la política inspirada por Moscú. La Tercera Posición desapareció.
¿No será la hora de resucitarla, ahora referida al imperialismo yanqui y a Chávez? Con ese nombre, u otro que no levante previsibles resistencias, quizá sea la hora de comenzar una reflexión seria en torno a qué queremos ser (los uruguayos y los latinoamericanos) y cómo llegar al objetivo sin quedar apresados en esa polarización cada vez más indeseable.
Hasta la próxima.

1 comentario:

Unknown dijo...

EN TODAS PARTES SE CUECEN HABAS: FERNANDO LUGO, LA GRAN ESTAFA. (Luis Agüero Wagner http://judasiscarioteenlaarenapolitica.blogspot.com)

No crean que son originales. En Paraguay, la ultraderecha pretende estafar presentando como izquierdista a Fernando Lugo, candidato del Vaticano y la Embajada norteamericana. Si no es cierto, que respondan.

CUESTIONARIO PARA LUGUISTAS:

Una prensa maccartista que los paraguayos heredamos de Stroessner pretendió hacernos creer que el obispo “de los pobres” Fernando Lugo era un candidato de la izquierda, como si la Iglesia Católica fuera referente de institución progresista. A ellos les planteamos estas interrogantes:

¿Es izquierdista Ricardo Canese (dirigente luguista) cuando defiende la política de biocombustibles de George W. Bush?
¿Alguno de los dirigentes luguistas protestó alguna vez por las injerencias de James Cason?
¿Recibe dólares de USAID la ONG “Gestión local” de Guillermina Kanonikoff y Raúl Monte Domecq?
¿Estuvo Camilo Soares en noviembre del año 2000 en un congreso financiado por la NED?
¿Fue o no publicitado Lugo por el diario ABC color, propiedad de Aldo Zucolillo, favorecido del agente de la CIA Leonard Sussman cuando era perentorio fabricar bien remunerados disidentes a la dictadura?
¿Firmó Julio Benegas, empleado de Zucolillo, un contrato con Bryan Finnegan ( de la AFL-CIO) el 21 de Setiembre de 2005?
¿Recibió la casa de la Juventud –cuna del PMAS- 127.000 dólares de IAF en el año 2004?
¿Puede ser de izquierda gente financiada por la NED, institución creada como alternativa a la CIA por el imperio?